jueves 04 de septiembre de 2014, 12:34h
En
Lérida, allá por el primer centenario del 11 de setembre, Margarida Cisneros,
bandida malencarada, desconcertó y atemorizó a la ciudad con sus crímenes,
recogidos en un romance: "jamás me faltó de nada/ dinero, joyas y galas;/ y mi
pensamiento vil/ me dispuso a una acción ruin/ en contra de mi marido/ y por
eso a todos digo/ nadie se duela de mí".
El
caso de "Ma" Baker es distinto: Kate Baker (a) "Ma" Baker adiestró a sus
hijos en el delito continuado y el crimen como forma de vida y les protegió a
toda costa de cualquier intrusión externa, bien fuera la policía, los marshalls
o cualquier cazarrecompensas despistado. Lastimosamente, el caso de Ma
Ferrusola parece seguir el modelo yanqui, eso sí, respetando la tradició
catalana: es ella la pergeñadora del hundimiento de su marido, ahora ya
delincuente común.
He
asistido al suicidio en vida de Jordi Pujol i Soley y aún no acabo de
digerirlo: tiene que haber más detrás de tan sórdida historia. Del
integracionista no separatista Tarradellas a la encarnación de Catalunya
en este hombre pícnico y carismático apenas si hubo transición y fueron legión
los que compraron la identidad Pujol-Catalunya no distinguiendo la persona del
pueblo e identificando torpemente a este con aquel.
Los
que vivimos en aquella Barcelona de los Prodigios sabíamos que el punt feble
del honorable era y es Marta Ferrusola y el de esta sus hijos,
particularmente l'hereu. Era una época fascinante en la que creímos estar
construyendo una sociedad paralela a la española, pero diferente en el sentido
de "mejor" (nadie es "diferente" para peor): una sanidad avanzada, transporte
público en red que cubriera toda la ciudad, immersió lingüística, arte,
civismo... un camino meta-sartriano (perdón por la pedorrez) que abarcara el
ser-en-sí y lo identificara con el ser-para-sí: pasamos de ser catalanes en
España a catalanes en busca de una facticidad colectiva diversa y excluyente.
A
lo largo de mi vida he visto muchos sinsentidos motivados por la
ignorancia nacionalista, cosas como multar por rotular en castellano (siempre
me pregunté por qué El Corte Inglés o Burger King no eran multados pero
Carpintería Raurell sí); o becas por presentar la tesis doctoral en ¡Valenciano
pero no en catalán! (como si fueran cosas distintas); o el RH negativo de los
vascos, el MPAIAC canario, etc. Yo soy hijo de castellanos y pasé del grupo de
los xarnegos al de els altres cataláns, conceptos ambos igualmente racistas que
solamente señalaban mi origen foráneo por más catalán que hablara.
Por
entonces, tener un jardín japonés de Marta Ferrusola era no solo un distintivo
social de la burguesía catalana, sino también una manera de fer negocis, como
alfombrar el Barça con un césped que aguantó un par de semanas y cuyos
destrozos los sufragó, qué cosas, Ferrovial. (Por cierto, la medida de Pedro
Solbes de incluir plantas y flores en el apartado de IVA reducido fue una
exigencia de CiU para apoyar los presupuestos del PSOE en 1994).
Todos
sabíamos que había comisiones o sobrecargos, pero también recuerdo que era
justificado masivamente: aquests diners son per a fer pais, sin mayor empacho.
Hoy sabemos que hacer país era engordar la fortuna de los Pujol y muchos somos
los que estamos esperando la caída del Velo de Maya que deje al descubierto la
realidad más simplona y elemental: nadie es distinto por haber nacido en Sant
Climent Sescebes o en Kuala Lumpur.
Se
dice que en los próximos días, seguramente después de la comparecencia a la
carta de Pujol en el Parlament del que tanto tiempo se ha burlado, saldrán los
tejemanejes de "Ma" Ferrusola y els seus fills. También se dice que no les
pasará nada a ninguno a cambio de retornar las aguas turbias del
independentismo al cauce apacible de la España narcotizada del presidente Rajoy.
Lo que nadie quiere ni oír es que los corruPPtos, los iliCiUtos y los
delincUGTes van a ser barridos en las próximas convocatorias electorales.
ESQUIRLA: No olvidarse de Miquel Roca Junyent: no
creo que defender a la infanta que metió mano en la caja le salve de sus
propios pecados en la misma época en que Al Pujolone presidía la Generalitat.
¿O sí?