Jóvenes, drogas y pena de muerte
miércoles 03 de septiembre de 2014, 13:24h
Este verano
se hizo pública una información en la que se afirmaba que casi el cuarenta por
ciento de las personas que son sancionadas por infracciones de tráfico o sufren
accidentes, daban positivo en el control de drogas. Es decir, que más de cuatro
de cada diez conductores -no todos infringen las normas o atropellan a alguien-
conducen drogados. Hay, además una campaña, creo que de la DGT, que afirma que
esos conductores drogados causan un millar de víctimas en la carretera. Dicho
de otra forma, que se evitarían mil muertos al año si no hubiera tantos conductores
drogados. La noticia, lamentablemente, no ha tenido el eco que merece ni creo
que se hayan tomado medidas concretas para evitar el problema. Entre otras
cosas, quitarles el carné. Cuando voy conduciendo y miro a izquierda y derecha
no puedo evitar pensar que uno de cada dos conductores va drogado. ¿El de la
derecha o el de la izquierda? Y si cuatro o más de cada diez conductores va
drogado, ¿cuántos más circulan a pie, colocados y al loro? Si esas cifras son
ciertas, me parece que tenemos un problema social de enorme gravedad al que no
estamos haciendo frente como sería necesario.
El otro
asunto es la encuesta del Centro Reina Sofía entre los jóvenes de 15 a 25 años,
que desvela, entre otras cosas, que un 56, por ciento de nuestros jóvenes
considera admisible la pena de muerte, un 81,3 por ciento está a favor de la
libertad para abortar y el 77,7 por ciento defiende la eutanasia, aunque se
muestran mayoritariamente en contra del suicidio (66,5 por ciento). Los
sociólogos dicen que los jóvenes ya no son "pasotas, hedonistas, egoístas o
desinteresados por todo" y que ponen sus objetivos en tener "personas en quien
confiar, en las buenas relaciones familiares, en ganar dinero y conseguir éxito
profesional". ¿Esos son los nuevos valores para acabar con esta sociedad donde
sólo hablamos de golfos y corruptos?
Yo creo que
estamos hechos un lío monumental, pero me preocupa especialmente que crezcan
los partidarios -seguramente entre los jóvenes y los mayores- de cargarse una
conquista fundamental de la civilización, como es la abolición de la pena de
muerte y la terrible proporción de
jóvenes para los que los derechos de los
no nacidos tampoco son importantes. O que les parezca mal el suicidio, salvo
que sea asistido. La defensa de la vida debería ser algo instalado en las
conciencias de todos los ciudadanos.
Como me
preocupa que el 22 por ciento sean calificados como "conservadores integrados",
que quieren otro tipo de sociedad pero que no parecen dispuestos a mover un
dedo para cambiarlo; que el 28 por ciento sean cívicos, pero instalados en el
presente que pasan de todo; y que un 14 por ciento sean incívicos
despreocupados, egoístas y relativistas. Tan sólo hay un 21 por ciento de
rebeldes, aunque confusos. Muy pocos para cambiar una sociedad que critica pero
que hace muy poco para que las cosas cambien de verdad. Prefieren esperar que
lo hagan otros.