viernes 15 de agosto de 2014, 16:32h
Sobre
lo que es o debe ser la democracia, hay tantas teorías como expertos
y tantas aseveraciones como estudiosos de la cosa; hay quien defiende
un bipartidismo fuerte, otros que no quieren mayorías absolutas y
prefiere partidos bisagras y hay quienes se deciden por una
parlamento lleno de siglas. Hasta ahí puede que cada uno tenga
argumentos para su opción, pero lo que no parece de recibo es ese
otro axioma según el cual la esencia de la democracia es la
alternancia; en todo caso sería la posibilidad de la alternancia
porque, de otra forma, lo de Andalucía, por ejemplo, no se podría
admitir. Pero al margen de estas reflexiones, el panorama que se
anuncia en España -si hacemos caso a las encuestas- es una especie
de laberinto a día de hoy lleno de contradicciones. A día de hoy,
digo, porque luego la posibilidad de "tocar" poder fuerza pactos
pintorescos.
Pero de
entrada tenemos a los grandes partidos nacionalistas que van a lo
suyo sin que les preocupe ni mucho ni poco la realidad del Estado
español y que son, por definición, más bien de derechas aunque
ahora, tanto en Cataluña como en Euzkadi, batallen -y es posible que
pierdan- con otros nacionalistas radicales de izquierda a los que no
sólo no les importa España sino que la tienen cierta manía, por
decirlo finamente . En la política nacional en la izquierda tenemos
a un PSOE que no sabe muy bien para donde tirar y que parece que se
inclina más por abandonar el centro lo cual no es nuevo ya que los
pactos con IU para desbancar al PP vienen de lejos. El problema
añadido es Podemos y la gran incógnita es si el muy personalísimo
partido del asambleario Pablo Iglesias repetirá o no resultados en
la municipales. De ser así, van a empezar los líos porque Alberto
Garzón, la joven promesa de IU, ha dejado claro que "No
nos entra en la cabeza ir a un proceso de confluencia con el
PSOE..."Han sido parte del problema" aunque sí apuesta por
Podemos ya que,
según el malagueño, tienen un programa "prácticamente
idéntico" y comparten el objetivo de acabar con el
bipartidismo. Pero entonces ¿cómo se explica el apoyo hasta ahora
incondicional de IU al Partido Socialista Andaluz pese a los muy
graves los escándalos que se van conociendo? Y abandonar al PSA para
unirse a Podemos, dejaría a los tres -posiblemente- en minoría
frente a un PP que tiene la rara habilidad de ganarse enemigos.
Porque
si esto ocurre por la izquierda, en la derecha o centro derecha, pasa
tres cuartos de lo mismo: a Rajoy se le ha atragantado Rosa Díez y
su UPyD, no quieren saber nada de Ciudadanos y Vox es el enemigo en
casa. Y todo esto al margen de los problemas internos en Génova que,
como ocurre casi siempre, los cubre la manta del poder; ay del día
que esa manta ya no de calor y pase a manos de otros; menudo
revoltijo.
Nadie
sabe que va a pasar en las municipales, pero creo que,
lamentablemente, no conviene hacer mucho caso de lo que hoy declaran
unos y otros; ni siquiera de lo que de digan cuando empiece la
campaña. Al final de todo están los sillones vacantes que alguien
tiene que ocupar y ante esa visión parece que se termina
claudicando, renunciando a promesas aunque, eso sí, dando
rocambolescas explicaciones del porqué de esas renuncias y del por
qué de esas amnesias. Donde dijeron digo dicen ahora diego y no les
preguntes seriamente la razón: son como niños alejados de la
realidad y sólo ensimismados mirando el dichoso sillón que les
espera.