El sacerdote español
Miguel Pajares, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, ha muerto a primeras horas de la mañana de este martes a causa del virus del ébola del que se había infectado en Liberia, de donde se le repatrió e pasado jueves. Fuentes de la Consejería de Madrid y hospitalarias han confirmado su muerte, que no se pudo evitar pese a que recibiera un medicamento experimental, ZMapp, con el que se pensaba que se iba a poder curarle.
Pajares ha sido el primer español y europeo
afectado por esta dolencia, para la que por el momento no existe vacuna,
si bien desde el pasado sábado estaba recibiendo la administración del
suero experimental, el ZMapp, el medicamento que se está administrando
en EEUU a los enfermos de ese país. El religioso fue trasladado
el pasado 7 de agosto desde Monrovia (Liberia) para ser tratado en el
Hospital Carlos III de Madrid.
El fallecido pasó sus últimos siete años en Liberia, en concreto, en el hospital San José de Monrovia, donde el pasado día 2 había muerto de ébola su director, el hermano
Patrick Nshamdzea, a quien había cuidado. De 75 años, Pajares, el mediano de cinco hermanos, había nacido en La Iglesuela, una pequeña localidad de apenas 500 habitantes, que está situada en el noroeste de la provincia de Toledo y que había visitado por última vez el pasado junio.
Antes de su repatriación, tenía previsto volver a finales de este mes o a principios de septiembre a su pueblo -ahora con sus habitantes completamente destrozados al saber la noticia.- Su idea era regresar por esas fechas a España para quedarse donde le destinaran y continuar su labor.
Final feliz para la familiaLa familia del sacerdote español Miguel
Pajares fallecido este martes a consecuencia del virus del ébola cree
que su muerte "ha sido un final feliz". La muerte del religioso ha
cogido, sin embargo, por sorpesa a su familia que creía que permanecía
estable en el Hospital Carlos III de Madrid, donde fue ingresado el
pasado jueves tras ser trasladado desde Monrovia (Liberia).
"La noticia nos ha sorprendido pero creo que es un final feliz,
quizás el mejor, aunque parezca una barbaridad, porque si Miguel tiene
que vivir con la pena de la muerte de sus compañeros del Hospital San
José no hubiese podido estar en paz,", ha explicado a Europa Press la
prima del religioso,
Begoña Martín, tras enteresarse por los medios de
comunicación de la muerte
Martín no confiaba en exceso en la recuperación de su primo pese
al medicamento ZMapp, llegado de Estados Unidos, que se le estaba
aplicando desde el pasado fin de semana. "Confiaba en un cincuenta por
ciento en que pudiese salvarse", ha asegurado la prima del religioso
quien dijo sentirse tranquila pese a la noticia.
Tras la muerte del religioso español, la familia confía en que
ahora el esfuerzo se vuelque en ayudar a los países afectados por el
ébola como Liberia. "Lo único que pido es que todo esto que se ha
organizado sea para que los países ricos ayudemos a los que lo
necesitan", ha añadido Begoña Martín.
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