El ejemplo de los directivos
lunes 21 de julio de 2014, 09:24h
Una acción vale más que mil palabras. De ahí que todos, y
especialmente los directivos, deben
predicar con el ejemplo. Pero no siempre es así.En España, que es el caso que tenemos más cerca, y
según un estudio llevado a
cabo hace unos meses por una
escuela de negocios (Eada), en plena
crisis y en plena euforia por el ajuste, (ya se sabe, la
reducción de costes, la maximización de
los recursos propios y la minimización
de las obligaciones en lo que a
contratación de personal se refiere), resulta
que se suben hasta un 7% de media sus salarios, al tiempo
que reducen hasta un 0,5% de media los de sus empleados.
Ellos, los directivos, se ven como imprescindibles (¡qué sería de esta
empresa si no tuviera la suerte de que nosotros
estuviéramos al frente!), Se
sienten casi dioses, y con Dios no se
discute. Se le entiende o no, pero no se discute...
Y, claro, en todos los documentos
públicos de la empresa (memorias,
folletos, declaraciones públicas de
directivos) se habla mucho
de RSC, de igualdad de género y de génera, de corresponsabilidad social, de arrimar el hombro, y bla, bla, bla,
pero ni una sola alusión de estos a renunciar a parte de su complemento
o desprenderse de las retribuciones en especie para contribuir así al ahorro de costes, como hacen con el resto de los empleados .Es decir,
que es mucho más fácil predicar que dar trigo, y si hay que
socializar, que sea el salario de los demás, pero no el propio.
Soluciones
La consecuencia directa de esta situación es que, en el mejor de los casos, la diferencia
es cada vez mayor entre aquellos que ganan salarios altos o muy altos y los empleados de base, hasta convertirse en escandalosa.
Y esto, sin entrar en
consideración acerca de la
inmoralidad social que supone ese 25%
de personas en edad de trabajar que
hoy no encuentran trabajo en
nuestro país.
El ensanchamiento
de la brecha entre los directivos y el resto de trabajadores resta
competitividad a las empresas porque provoca una pérdida de interés entre los
empleados por ascender dentro de la compañía.
Quizás la asignación
de un tope salarial a los directivos (no más de un número determinado de veces con respecto al salario más bajo de su
empresa -tema este que hay que
dejar abierto a la negociación en
cada caso, entre empresa y representantes sindicales-,
podría ser una posible
vía de solución a la hora de
acabar con esta situación. Paralelamente, habría que cambiar también de modelo
retributivo para los trabajadores, y convertir un porcentaje importante de su salario en variable para adaptar
los salarios a la productividad y al valor que cada uno de ellos aporte a la
organización.
Por último, creemos que
no conviene tampoco taparse los oídos para no escuchar las voces que
señalan que estas diferencias retributivas entre
directivos y trabajadores son consecuencia directa de la última y
controvertida Reforma Laboral aprobada por el Gobierno, así es que no estaría de
más un ajuste fino de la reforma para
evitar estos desmanes en el
tejido productivo español.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
29107 | María Luisa - 21/07/2014 @ 12:15:56 (GMT+1)
Como bien dices, predicar no es dar trigo, y los mandos superiores no predican con el ejemplo.
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