Bill Gates, el multimillonario creador de Microsoft, da un
salto de los ordenadores al sistema reproductor de la mujer creando la primera
píldora anticonceptiva que duraría 16 años. La idea nació hace dos años cuando
visitaba el Instituto de Tecnología de Massachussets, donde preguntaron al
científico Robert Langer si cabía la posibilidad de crear un anticonceptivo que
la mujer pudiera controlar.
Esta nueva creación se debe gracias a la Fundación Gates, que inició una investigación que buscaba el
suministro de medicamentos en el cuerpo mediante nuevas formas. Esta nueva
píldora o 'píldora inteligente', libera medicinas en el cuerpo a través de
señales inalámbricas. Este dispositivo se ha basado en el perfeccionamiento de
microchips, que se estaba desarrollando en Massachussets.
Por tanto no estamos hablando de una pastilla, sino de un
pequeño dispositivo electrónico, con unas dimensiones de 20x20x7 mm, que se
sitúa bajo el brazo, una nalga o el abdomen. Este dispositivo libera una
hormona que se encuentra en las píldoras anticonceptivas, levonorgestrel,
diariamente.
Se calcula que puede tener una duración de unos 16 años de
dosis para poder proporcionar el control anticonceptivo que necesita la mujer,
pero lo principal de este dispositivo no es su duración, sino que le da el
control a las mujeres de la cantidad que se quieren suministrar.
El chip abastece las dosis de hormonas a través de una señal
que se envía al cuerpo, pero sucede lo mismo a la inversa, es decir, si una
mujer desea concebir, la misma señal provoca que se detenga. Por tanto cada
mujer puede intervenir en el proceso, decidiendo cuando desea recibir las dosis
y cuando desea pararlas para concebir un niño.
No será hasta el próximo 2015 cuando se iniciarán las
pruebas clínicas, aunque si todo va bien, en el 2018 ya podrían estar a la
venta. Durante esos años intermedios, los responsables de su desarrollo deberán
realizar determinadas pruebas para saber cómo afecta a las voluntarias. Además
conviene tener en cuenta que aunque fuese efectiva, las píldoras siempre causan
alteraciones hormonales que afectan de diferentes formas a las mujeres.
Su punto negativo es que no tiene ninguna influencia sobre
la transmisión del VIH u otras enfermedades venéreas, al igual que las píldoras
comunes.