Hay muchos sectores, en la
política, en la empresa, en las instituciones, apasionados por lo que está
ocurriendo en el que es el principal partido de la oposición y el segundo partido
en importancia de España, el PSOE: nos jugamos todos mucho ante lo que ocurra
en una formación de la que tanto depende en la marcha de la democracia española.
Una formación que aún retiene a doscientos mil militantes, centenares de sedes
y una historia de ciento treinta y cinco años, en los que ha pasado casi de
todo. Baste con recordar que, hace cuarenta años, se produjo aquel congreso de
Suresnes, con el que los socialistas españoles salían de su particular guerra.
Y luego, el abandono del marxismo, la dimisión de
Felipe González, la 'bicefalia'
Almunia-
Borrell, el ascenso inesperado de
Zapatero...el PSOE no ha dejado,
en realidad, de dar titulares, no siempre para bien. Fue fundado en 1879 por
Pablo Iglesias y lo ha hecho tambalear, en 2014, otro
Pablo Iglesias. Paradojas
de la vida. Ahora, el centenario partido se abre en canal de nuevo, en un
proceso muy abierto, muy sincero, derivado de esa desesperación que te provoca
el saber que los que siempre has considerado tuyos te abandonan.
Titulo esta crónica preguntándome
si el del PSOE, un partido al que creo conocer bastante bien porque he debido
seguirlo profesionalmente mucho tiempo y en el que ni he militado, ni milito
ni, creo, militaré nunca, está sumido en un proceso ejemplar. Mucho va a
depender de que todas las partes interesadas -
Susana Díaz,
Eduardo
Madina,
Carmen Chacón,
Pedro Sánchez,
Emiliano García Page y quién sabe cuántos
más-sepan mantener la calma, la generosidad y el buen sentido. De
momento, quien parece ganar en la carrera, si es que hay carrera, la presidenta
andaluza, calla y se limita a recibir plácemes y adhesiones: ha sido la suya
una carrera fulgurante y sus perspectivas son alentadoras. Nadie le recuerda el
pasado y sí le hablan mucho del futuro, incluso como 'presidenciable del
Gobierno' si la hoja de ruta se cumple al milímetro, lo que no va a ser
fácil. El PP, de momento, también calla, quiero creer que respetuoso.
Díaz tendrá que hablar en las
próximas horas. Y Madina, que parece algo hosco porque no todos sus planes se
han cumplido: es una persona que no se deja conocer fácilmente, pero su
honradez intelectual y política, la seriedad de sus no bien expresados
planteamientos, son manifiestos. Ojala que su entorno, algo ansioso y bastante
malhumorado, no se precipite. Y lo mismo digo de Carmen Chacón y de su entorno:
creo que se ha equivocado mucho, cuando no hablaba y cuando hablaba, cuando
viajó a Miami y en los momentos en los que regresó. Para mí, no es la mejor
apuesta, pero habrá que esperar y ver. De Sánchez, del Pérez Tapias que se ha
lanzado al ruedo súbitamente diciendo representar a una Izquierda Socialista de
la que habíamos dejado de oír hablar, hay menos que decir: son mucho menos
conocidos, pero aplaudo su valor a la hora de participar.
Confío en que participen
también, ellos y otros que puedan surgir --se habla también de
Juan Moscoso,
aunque nada haya dicho aún---, en el gran acuerdo interno que el PSOE debería
nuclear en torno a Susana Díaz, y que ya ha comenzado con ese apoyo que le han
prestado prácticamente todos los secretarios federales. Y el respaldo
silencioso de los 'veteranos', comenzando por Felipe González y
siguiendo por el ex presidente del partido
Manuel Chaves, y por el todavía actual,
José Antonio Griñán. Y siguiendo por el 'olvidado' Zapatero...Y
más voces que, si duda, surgirán en las próximas horas.
Así que, con tanto apoyo, entre
los que me parece que debemos incluir el de
Rubalcaba, se me hace difícil que
Susana Díaz no dé públicamente, ya digo que en las próximas horas, quizá tras
la reunión de la Ejecutiva federal de este lunes, el paso al frente. Y se me
hace difícil que no se embarquen en este velero algunos de los que hoy aún
constituyen una alternativa: no tienen nada que hacer frente a la presidenta de
la Junta andaluza, al menos como 'números uno'. Después, en las
primarias para ser candidato a la presidencia de la nación, ya veremos; eso
está tan lejos como noviembre, y ahora lo que urge es organizar la votación de
los militantes para elegir, y que luego el congreso de julio lo refrende, al
secretario general.
No creo que haya muchas
sorpresas. Ni pienso tampoco que se escuchen en voz alta esas críticas al
proceder de Alfredo Pérez Rubalcaba que algunos aseguran que han oído en
privado. Tiró la toalla cuando tenía que hacerlo, tras haber tratado de organizar
la democracia interna que suponen las primarias. No ha sido él, precisamente,
quien ha hundido el partido, que ya venía muy tocado de antes, del desgaste de
dos legislaturas con Zapatero al timón. Creo que ha hecho mucho por encauzar
las cosas en Cataluña, pactando más de lo que suponemos con el Gobierno de
Rajoy. Y ha sido el único que, con la reforma de la Constitución, ha puesto
sobre la mesa soluciones para salir del atolladero; otra cosa es que nadie haya
querido escucharle en el otro bando...ni tampoco mucho en el propio. Su legado
es ese tímido reconocimiento por parte de Rajoy, este sábado en Sitges,
admitiendo que él no está en contra de la reforma constitucional, aunque
añadiendo a continuación todo tipo de cautelas, que hacen pensar en que de
reforma, al menos a corto plazo, nada. Y el tiempo sigue corriendo...
¿Proceso ejemplar? Ya digo:
la solución, esta semana. Esperemos que los principales actores no caigan en
esas tácticas conspiratorias, de bajura, que algunos círculos, equivocada o
interesadamente, les achacan.
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El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>> - Especial: '
España, un país en elecciones'