El electorado independentista está muy
movilizado y ayer lo demostró. Sólo quedaba una duda: ¿conseguiría
ERC derrotar a CiU? A las 11 de la noche se supo que sí. Los
republicanos han obtenido una victoria histórica al ganar las
elecciones en Cataluña con el 23,6% de los votos emitidos en esta
comunidad, lo que se traducirá en dos representantes en la
Eurocámara:
Josep Maria Terricabras y el antiguo conseller
socialista
Ernest Maragall.
Aunque la participación creció, no
llegó ni siquiera a la mitad del censo. Sólo votaron el 47,4% de
los catalanes. Suficiente para que los partidos que defienden el
derecho a decidir, es decir, la celebración del referéndum, puedan
exhibir su fuerza. El 55,1% de los votantes se inclinó por ellos, o
lo que es lo mismo, por la consulta. CiU, quedó en segunda posición
con el 21,3% de los sufragios e ICV fue la cuarta fuerza política,
con el 10,2% de los votos.
Los llamados partidos
unionistas
fueron la otra cara de la moneda. Juntos arrancaron el 31,4% de los
votos. El PSC, que se desplomó, logró la tercera plaza con el 14,2%
y el PP pasó de ser la tercera fuerza al quinto lugar con el 9,8% de
los sufragios. Ciutadans obtuvo el 6,2% de los votos en Cataluña y
UPyD, el 1,2%, superada por el partido revelación de la jornada,
Podemos, que se llevó el 4,6%.
Las cosas han cambiado mucho en
Cataluña en los últimos cinco años. en las europeas de 2009, PSC y
PP sumaron el 54% de los votos. Mientras que CiU y ERC solo lograron
reunir el 31% de los comicios. El independentismo le ha dado la
vuelta al marcador en muy poco tiempo gracias, entre otras cosas, al
líder de CiU y presidente de la Generalitat,
Artur Mas, quien hace
dos años decidió abrazar el secesionismo sin ambages.
Lo hizo convencido de que se partido
crecería, pero no ha sido así. La principal beneficiaria de esta
estrategia ha sido ERC. Mas, que se lo veía venir, intentó que CiU
fuese a las europeas en coalición con ERC, pero los republicanos de
Oriol Junqueras rechazaron la propuesta. Decidieron volar por primera
vez en solitario en unos comicios de europeos y lograron la victoria.
Un victoria que tendrá sus
consecuencias en la política catalana. CiU gobierna en minoría en
Cataluña con el apoyo externo de ERC. Ahora, los republicanos podrán
apretar las tuercas mucho más. Evitarán que el
president
renuncie a celebrar el referéndum y, si lo ven necesario, forzarán
un adelanto de las autonómicas convirtiéndolas en unas elecciones
plebiscitarias. Dicho lisa y llanamente: Mas, que quería agotar la
legislatura y recuperar apoyos si mejoraba la economía, está ahora
más que nunca en manos de Junqueras.
A CiU le han pasado factura la crisis
económica, al fin y al cabo, es el partido de gobierno en una
comunidad con 700.000 parados, y una cierta indefinición en el
terreno identitario, ya que CDC, ahora independentista hasta la
médula, está federada con Unió, el partido de
Josep Antonio Duran
Lleida, que aboga por celebrar el referéndum, pero no es partidario
de que Cataluña se separe de España.
En realidad, son las mismas causas que
han llevado al PSC a vivir la peor hecatombe de su historia. Los
socialistas han ganado las europeas en Cataluña siempre, menos en
1994, cuando CiU se alzó con la victoria. Pero el PSC pierde fuelle
cada día por su falta de claridad con el asunto del referéndum, sus
tensiones internas por esta cuestión y sus continuos cambios de
estrategia. La gestión que hicieron de la crisis los gobiernos de
José Luis Rodriguez Zapatero y de
José Montilla tampoco han
ayudado.
Dicen que en las generales de 2001,
Ana
Botella le dijo a
José María Aznar "hemos perdido las
elecciones", cuando vio el aumento de participación que se
registraba en Cataluña. Y es que el socialismo catalán, como el
andaluz, siempre ha sido clave para el PSOE, cuya derrota de anoche
tiene mucho que ver con el descalabro del partido de Pere Navarro.
Al PSC se le han ido los votos del ala
catalanista a ERC, que hizo la jugada de fichar a Ernest Maragall
como número dos de su lista. Los sufragios del sector llamado
españolista se han desplazado hacia Ciutadans. el partido de
Albert Rivera tendrá dos representantes en el parlamento europeo,
Javier Nart y
Juan Carlos Girauta, pese a sólo haber conseguido el
6,2% de los votos en Cataluña. Rivera supo aprovechar que estas son
unas elecciones de circunscripción única para hacer campaña en
toda España. No le puede haber ido mejor, ya que tendrá los mismo
escaños que ERC, el vencedor en Cataluña.
También el PP ha caído en picado. Los
populares lograron en 2009 el 18% de los votos. Ayer se quedaron con
sólo el 9,8%. La crisis, la corrupción y el aumento de la
competencia con formaciones como Ciutadans les han pasado factura. El
PP pasó de ser a tercera fuerza política a ocupar el quinto lugar y
fue superada por la Iniciativa de Joan Herrera, que hace cinco años
fue el colista del escrutinio.
Los resultados de estas europeas no
pueden estrapolarse a los de un posible referéndum secesionista por
la escasa participación. Pero si dejan unas cuantas cosas en claro:
ni el PP ni el PSOE pueden ignorar lo que ocurre en Cataluña y tarde
o temprano tendrán que actuar. El socialismo agoniza en esta
comunidad y deberá diseñar una estrategia nítida en los terrenos
económico e identitario si no quieren perecer por completo. Habrá
que esperar a ver cómo reacciona
Pere Navarro a lo largo de los
próximos días y no se puede descartar que los críticos fuercen un
congreso extraordinario en busca de un nuevo líder. Al PP no
le basta con el discurso anti independentista, aunque si los brotes
verdes se convierten en árboles crecidos, podría remontar. Y CiU
queda en una situación más que delicada: entre la espada de ERC y
la pared de
Mariano Rajoy.
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