La campaña electoral llega a sus últimas horas. Preferiría
no cargar las tintas repitiendo lo tantas veces dicho: ha sido una de las
campañas más anodinas, absurdas y vanas que recuerdo en más de treinta años. El
'debate' ha sido sobre el machismo de
Arias Cañete, sobre la
reforma del aborto, sobre la opinión de Elena Valenciano acerca del rostro de
Ribery o la consideración que a
Ramón Jáuregui le merecen los malos tratos
conyugales de un compañero de partido, ocurridos, por cierto, hace casi una década.
Pues qué bien.
Permítame unir a esta ristra de despropósitos algo que no
logro, ni han logrado, explicarme: la ausencia en los mítines de los más
destacados representantes españoles en la historia de la
UE. Ni Javier Solana, que fue secretario
general de la OTAN
y máximo representante de la 'diplomacia' de la Unión; ni los comisarios y
vicepresidentes
Manuel Marín y
Joaquín Almunia; ni los que fueron presidentes
del Parlamento Europeo, los también socialistas
Enrique Barón y
Josep Borrell,
han estado presentes en la 'caravana' del PSOE, como tampoco lo ha
estado
José María Gil-Robles en la del PP. ¿No han sido invitados por sus
respectivos partidos para que apoyasen sus respectivas opciones europeas? ¿Han
rechazado ellos -y ya me extrañaría-la invitación, si es que se ha
producido?
Creo que todos los citados habrían contribuido a dar lustre
y profundidad a una campaña que, ya digo, yo calificaría de más bien triste. Y
menos mal que, al menos, Elena Valenciano se hizo acompañar por el primer
ministro francés, el 'catalán'
Manuel Valls, que demostró su talla
mitinera el miércoles en Barcelona. Porque, si le digo la verdad, ni el
socialista
Schulz ni el 'popular'
Juncker -a ambos he tenido
la oportunidad de oírles en directo-pueden decir que han contribuido
demasiado a 'calentar' la campaña, al menos en este país, que en
otros, la verdad, lo ignoro.
- Especial: '
España, un país en elecciones'
-
El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>