Rubalcaba y Valenciano contra todos
lunes 19 de mayo de 2014, 11:45h
El número uno y la número dos del PSOE están contra las
cuerdas, arrinconados sobre el cuadrilátero electoral por su gran rival por la
derecha y por el enjambre de los renacidos grupúsculos del comienzo de la
democracia por la izquierda. Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Valenciano se
asoman el abismo de su derrota y, salvo que todos los sondeos de estas últimas
semanas se equivoquen, tendrán que articular el día 25 de mayo por la noche una
respuesta que satisfaga a unos mas que decepcionados votantes, militantes y
dirigentes que volverán a pedir un cambio en la dirección sin más dilaciones.
Llegar a noviembre para celebrar unas primarias será una empresa casi
imposible.
Ni las encuestas más favorables a los intereses del PSOE,
que son las del CIS y la de Metroscopia, colocan por delante a los socialistas.
Como mucho les permiten un empate técnico a la espera de los que haga ese
sesenta- sesenta y cinco por ciento de votantes que no sabe si acudirá a las
urnas y que en caso de hacerlo no tiene decidido a que otorgar su confianza.
Las otras, las menos favorables, colocan al Partido Socialista a seis u ocho
puntos del Partido Popular, con Elena Valenciano a la cola en apreciación
ciudadana junto al representante de Vox, Alejo Vidal Quadras.
En esa valoración
de líderes y siglas puede estar la razón de la posible debacle socialista, por
un lado, y la caída, pero menos, de los populares. Mientras que por la derecha
del PP se ve que la " escisión" de Vox no consigue ningún escaño y
que el resto de fuerzas de centro derecha se mantienen estables en las
autonomías vasca, catalana y gallega; por la izquierda del PSOE, desde Podemos
a Ciudadanos, pasando por Equo y sobre todo por
Izquierda Unida, la sangría de votos y escaños que producen en el
socialismo es brutal. La única explicación posible a esa pérdida que se augura
de mas de diez puntos y seis escaños.
Todo este acomodo político que castiga a los dos partidos
mayoritarios y que, pese a todo, no termina de romper el bipartidismo, está
sometido a un factor externo que se llama abstención. Si ya en 2009 los
españoles renunciaron a votar mayoritariamente en los comicios europeos, ahora
ese distanciamiento es mayor y puede acabar con un sesenta por ciento de
ciudadanos con derecho a voto que se queden en su casa como una forma de
castigo, decepción, distanciamiento de esa clase dirigente que en toda Europa
esta marcando una salida de la crisis económica que, hasta ahora, ha
empobrecido a casi todo y en especial a la clase media. Hay menos ricos pero
mucho más ricos, y más pobres mucho mas pobres, digan lo que digan las
mediciones de las agencias de rating y los organismos financieros y monetarios
como el FMI y el Banco Central.
La constatación de la mala salud de la candidatura
socialista está en la reacción que han tenido ante la evidente metedura de pata
de su rival " popular" tras el debate a dos que tuvo lugar entre
Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano.
En el PSOE se han agarrado a esas palabras sobre la mujer y la condescendencia
del hombre para no " aplastarla" en un debate público como se agarra el naufrago al
salvavidas que aparece cuando está a punto de ahogarse. Y ni así, tal parece,
son capaces los socialistas de remontar en los sondeos. Metidos de lleno en el
navajeo interno y olvidados los grandes temas europeos que nos van a afectar
queramos o no, lo que queda por ver en estos últimos siete días, es hasta que punto lo que los
ciudadanos opinan cuando se les pregunta se traslada a la realidad de las
urnas. Y si la abstención castiga más o menos a los dos grandes, un fenómeno
que habrá que analizar Comunidad por Comunidad y Municipio por Municipio de
cara a esas otras elecciones que vendrán dentro de un año y en las que lo que
estará en juego no serán 54 escaños en Estrasburgo y si miles de puestos de
concejales y diputados autonómicos.
En ese " contra todos" en el que están
embarcados Rubalcaba y Valenciano, los más peligrosos adversarios no están
enfrente, están dentro de sus propias filas. Ni Carme Chacón, ni Eduardo
Madina, ni Patxi López, y ni siquiera Susana Díaz van a dejar pasar la derrota
como si el PSOE pudiera esperar otros seis meses a renovar rostros y programas.
La vicesecretaria general tendrá su puesto en Estrasburgo pase lo que pase, y
junto a ella lo tendrán Ramon Jauregui y José Blanco y el resto de la
candidatura hasta ese número 16 en el que las cosas se ponen feas. Aquí, en
España, puede que el secretario general no tenga más remedio que afrontar un
adiós adelantado. Tanto el como su rival en el PP y presidente del Gobierno se
han implicado tanto en la campaña electoral que la victoria o la derrota se
tendrá que apuntar en su Debe o en su Haber más que en el de los cabezas de
lista. El día 25 por la noche, a diferencia de otras y tantas veces si habrá
vencedores y vencidos.