Urgente:
Rubalcaba tiene que
hablar sobre unas cuantas cosas. Asisto a un debate sobre si Alfredo Pérez Rubalcaba
apoya o no la pretensión de su correligionario extremeño
Guillermo Fernández
Vara de presentar este miércoles una moción de censura contra el presidente de
la Junta,
José Antonio Monago. Vara, sabiendo de antemano que perderá la moción
porque Izquierda Unida seguirá apoyando al PP de Monago, ha justificado este
paso diciendo que "en Extremadura se ha vuelto a pasar hambre". Más de un
sesenta por ciento de los extremeños rechazan este paso político, que yo
entendí, y así lo dije en un coloquio televisivo, que estaba motivado, en
realidad, por un deseo del líder socialista en la región de ir abandonando el
foro político: no podría enfrentarse en unas elecciones autonómicas a un Monago
que, con razón o sin ella, está en alza.
Ni corto ni perezoso, Vara
envió un SMS telefónico a una colega que participaba en el foro televisivo:
"dile a Fernando que no me voy", escribía, y añadía la antes citada
justificación del hambre en Extremadura. La colega leyó el mensaje en medio del
programa. Ahí quedó eso. Y yo me pregunto: entonces, ¿por qué diablos presenta
una moción de censura impopular, que está perdida de antemano, distrayendo la
campaña electoral de su partido y causando un claro perjuicio al 'mensaje
europeo' de Elena Valenciano? Ya que Vara se escuda en un pretexto claramente
increíble, o al menos demagógico, lo del hambre, pienso que su jefe político
--¿o no?--, Rubalcaba, debería decir algo. Hasta el momento en el que escribo,
silencio administrativo en Ferraz.
Bueno, en realidad creo que
Rubalcaba debería decir muchas cosas. Tengo la sensación, y bien que siento
decirlo, porque un hundimiento del PSOE sería injusto y mala cosa, de que la
campaña socialista se desdibuja, necesitada de apoyos externos -
Schulz, el
primer ministro galo
Valls- y falta de mensajes claros para el consumo interno.
Sobre todo ello pesan las próximas primarias, tema en el que no todos los que
van a ser candidatos respetan el silencio pedido hasta después de las
elecciones de este 25-M: ahí tenemos al madrileño, diputado y tertuliano
televisivo -otro político que sale de las tertulias-,
Pedro Sánchez, paseando
su candidatura frente a la de
Madina -a
Chacón y a
Patxi López ni se les
considera con posibilidades reales, por lo visto-sugiriendo por las tierras y
pueblos de España, sin sugerirlo del todo, que él es el candidato de Rubalcaba,
que entonces no se presentaría a esas primarias.
Esto, y el 'affaire' de lo que
va a ocurrir en las próximas horas en Mérida, es justo la labor de distracción
que un partido (no) necesita en una campaña europea, y se entiende el cabreo
que dicen que tiene Elena Valenciano, una buena candidata que me parece que,
entre unas cosas y otras pierde algo de peso frente al empuje de
Arias Cañete,
muy reforzado por el triunfalismo nada autocrítico de Rajoy. A ver qué ocurre
con el debate televisivo -al fin un poco de espectáculo-de la noche de este
martes. Pero en fin: repito que más que lo que se digan los dos candidatos, me
interesa saber lo que tendrían que decirse Rubalcaba y el potencialmente triunfante
Rajoy en unos momentos nada fáciles, en los que hasta
Felipe González, realista
desde su distanciamiento, habla de próximos gobiernos de coalición, mientras
socialistas y populares insisten, cosas de la campaña, en lo que les separa y
no en lo que debería unirnos.
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El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>> Lea también:-
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