La capital levantina
sigue esforzándose en tener una oferta para el turista que vaya más allá del
tópico de naranjas, playa y paella. Este esfuerzo ha hecho que Valencia sea una
de las ciudades españolas que más ha incrementado sus visitas en la última
década.
Patio de naranjos de la Lonja de la Seda. Foto: AnchaCastilla
El turismo en la Comunidad Valenciana estaba
tradicionalmente relegado a la costa, en especial, la alicantina donde incluso
se han llegado a establecer colonias de turistas europeos que dividen su tiempo
entre su lugar de origen y el buen clima mediterráneo. Sin embargo, la ciudad
de Valencia no lograba retener a esos visitantes que hacían escala en la ciudad
para repartirse desde ahí por los diferentes destinos de playa.
Este hecho, sin embargo, está cambiando de manera muy
notable desde la última década. En el año 2007, Valencia se convertía en la
ciudad europea con un mayor aumento de turistas. La ciudad recibía en 2007 el
doble de turistas que en 2002. Con un crecimiento del 118'5% en los cinco años
anteriores, se hacían notar los esfuerzos por atraer el turismo urbano y, pese
a que son datos anteriores a la crisis, la apuesta se mantiene firme y las
previsiones para 2014 rondan los 104.000 visitantes, con prácticamente un mismo
porcentaje del 50% de turistas nacionales y extranjeros.
Los factores que han consolidado la oferta turística de la
ciudad de Valencia son variados: se suele citar la organización de eventos y
más últimamente las
paradas
de cruceros pero no hay que olvidar la oportuna aparición de vuelos de bajo
coste a la ciudad desde mediados de la década del 2000. Estas circunstancias
han hecho que Valencia sea, hoy en día, uno de los destinos turísticos más
completos de la Península.
Una manera gráfica de ejemplificar esta consolidación
turística de la ciudad es el hecho de que la prestigiosa editorial de guías de
viaje Lonely Planet le dedicase un volumen exclusivo en 2010 y al año siguiente
la situase en el quinto puesto de su Top 10 ciudades del mundo que recomiendan
visitar.
EVENTOS
A punto de que empiecen los días grandes de las Fallas (que acaban siempre el 19 de marzo),
se ha conocido la noticia de que estas fiestas serán la única candidatura
española a ser reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2015. Pero
además de las Fallas y los eventos deportivos, hay otras citas menos conocidas que
juegan en la Primera División de sus respectivos sectores.
Justo tras la celebración de las Fallas sigue la fiesta,
aunque en esta no se quema nada más que las neuronas. Valencia acogerá por
tercer año consecutivo una de las paradas del circuito nacional de póquer
Estrellas
Poker Tour de la sala
PokerStars,
responsable de la organización de los principales tours de póquer tanto de
Europa como de América Latina. El ESPT es el mayor torneo de póquer en vivo de
España y la cita valenciana reunirá a los mejores jugadores del país, así como
otros profesionales destacados europeos. Será del 31 de marzo al 6 de abril.
Valencia lo mismo se convierte en una cálida ciudad de Las
Vegas con unos arroces mucho más elaborados, que hace de plató de cine para la
próxima película de George Clooney o transforma sus rincones más emblemáticos
en pasarelas de moda. Es lo que ha ocurrido este año con la
Valencia Fashion Week que se celebró
su dieciseisava edición a principios de marzo y, por primera vez, abandonó la
Ciudad de las Artes y las Ciencias para llevar los desfiles a sitios como el
Mercado Central, una lugares más recomendables de la ciudad.
Modelos de la VFW 2014 en el Mercado Central. Foto:
LasProvincias.es
HISTORIA
Además de contar con atractivos de reciente creación,
Valencia esconde un bagaje cultural muy importante. Justo enfrente del Mercado
Central encontramos, por ejemplo, la Lonja de la Seda, obra cumbre del gótico
civil valenciano que está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La ciudad cuenta con una notable herencia arquitectónica de
varios estilos que se ven representados en edificios emblemáticos como la Catedral
y su Miguelete, también gótico, o la Estación del Norte, uno de los mayores
ejemplos de Modernismo con los que cuenta Valencia.
Los restos de la muralla que rodeaba la ciudad, las torres
de Serranos y Quart son, hoy en día, el punto de partida de muchas de las rutas
históricas con diferente temática que se pueden hacer a pie o en bicicleta bajo
la guía de compañías como
CaminArt.
Arquitectura, historia y, cómo no, gastronomía. La lista de
arroces que se pueden encontrar en muchos de los restaurantes de la ciudad es
interminable: arroz a banda, arroz del senyoret, arroz con bledes i naps, arroz al horno... además de
las omnipresentes paellas. Pero no sólo de arroz se alimenta Valencia. Hay que
probar la horchata en Alboraya, una localidad pegada a la ciudad, comer churros
al lado de la iglesia de Santa Catalina, o tomarse un vermú por El Carmen, el
casco antiguo.
Pasado y presente. Mural de Luís Montolio en pleno centro
histórico de Valencia. Foto: ABC.es
EL MAR
Por muchos esfuerzos que el ser humano haya hecho, por poner
guapa a Valencia, tanto en el pasado como en el presente, los privilegios
naturales de esta zona son su mayor baza. El clima acompaña prácticamente todo
el año, sin que nunca llegue a hacer un calor sofocante ni un frío helado. Pese
a la humedad, el termómetro se mueve solamente entre los 10° y los 30°.
Hay playa en la misma ciudad pero también es fácil plantar
la sombrilla en lugares más tranquilos a pocos kilómetros. Lo mismo ocurre con ese
refugio de flora y fauna autóctona que es la Albufera, convenientemente situado
a la salida de Valencia.
Incluso aquellos que no quieran desplazarse demasiado,
pueden disfrutar del sabor marinero y escapar de la sensación de estar en una
ciudad visitando el barrio de El Cabañal. Esta zona todavía conserva muchas
casas tradicionales que muestran la cerámica tradicional valenciana en sus
fachadas y cuenta con pequeños bares y restaurantes donde se pueden comer
buenas tapas a módicos precios, perfecto para acabar un paseo por la cercana
playa de La Malvarrosa.
Detalle de una de las fachadas de El Cabañal.
Foto: PensandoElTerritorio