Investigando, que es gerundio
lunes 03 de febrero de 2014, 09:08h
Pensaba yo que el récord de las
investigaciones curiosas, extrañas o
innecesarias, que es tanto como decir
investigaciones idiotas, se las
llevaban determinadas universidades
norteamericanas que, no sé muy bien si guiadas por su afán de notoriedad, (que hablen de nosotros, aunque sea mal), su
necesidad de captar nuevos alumnos, o su falta de imaginación, urdían
estudios todo lo curiosos que Vd. quiera, pero dudosamente científicos. Me refiero a esas
sesudas investigaciones para averiguar las costumbres de la hormiga africana en el
periodo estival; las veces que nos tocamos las narices diariamente los occidentales en épocas de crisis; la posibilidad
de crear, mediante modificaciones genéticas, cebollas que no hagan llorar, o tratar de
establecer la influencia de la música en
que los ratones generen células clave para prevenir que el sistema
inmunológico rechace un órgano trasplantado, por poner solo algunos ejemplos reales o posibles de este tipo de estudios...
Bueno, pues todo eso, unas veces por obvio, y otras por lógico, se queda
corto con el último
experimento antropológico del que he
tenido conocimiento, surgido
por la necesidad de estudiar concienzudamente qué diablos se va a hacer en la nueva intentona de
remodelar el kilómetro cero de la capital de España. A saber, ni más ni menos que el Colegio Oficial de
Arquitectos de Madrid (COAM), instaló el lunes pasado un asiento en la madrileña plaza
de la Puerta del Sol para estudiar las reacciones de los viandantes. Con
una cámara web convenientemente
disimulada, grabó
las situaciones creadas en torno al
banco para poder estudiar después a qué
comportamientos da lugar.
Uno, en su ingenuidad, y con
verdadero afán de colaboración con el
ilustre gremio de arquitectos
madrileños, se atreve a pronosticar la
contundencia de las conclusiones que
podrán derivarse de los resultados observados.Seguro que todas
estas forman parte del ranking principal:
Los turistas, de todo origen y
nacionalidad, seguirán abriendo los ojos
como platos al descubrir todo un banco para poder descansar unos minutos de su ajetreada visita
a la capital. Seguro que
también algunos viejecitos -y viejecitas, para que no se mosqueen
las feministas de pro, que
siguen sin conocer
la diferencia entre sexo y género- tomarán
el banco de marras durante varias horas para hacer lo que podrían hacer en cualquier otro sitio, pero que
deciden hacerlo allí, sencillamente porque son libres y les da la gana. Algún carterista observará paciente quien
será la próxima víctima de sus quehaceres
profesionales. Un grupito de jovenzuelos adolescentes se habrá dado cita allí mismo sentándose de cualquier manera en el respaldo
y en cada uno de los brazos del banco, dejando libre
la zona reservada verdaderamente a sentarse.
Seguro que la investigación arroja el sorprendente resultado
de que alguna chica se sienta con el único objeto de mirarse
la ampolla que le han ocasionado los zapatos nuevos que se ha comprado en una de las tiendas de la zona, aprovechando que
aún quedan unos días de las rebajas de invierno. Un viejo verde se pasará las horas muertas mirando las piernas de las viandantes, hasta que de pronto se
dé cuenta de que son las 2 y el
estómago le chirríe como una puerta
desengrasada, y caerá en la
cuenta de que ha llegado ya la hora del almuerzo.
Así podríamos estar
aquí media mañana , anticipando reacciones lógicas de
las gentes en cualquier banco,
situado en cualquier lugar muy frecuentado, de cualquier ciudad
de España, ya sea la Plaza Mayor de Salamanca, la Plaza de España de Sevilla, la barcelonesa Plaza de Cataluña o la Mayor de Almagro, en Ciudad Real.
World is the world
Más aún, en el colmo de la
osadía y
la inocencia, me atrevo a asegurar
que algo muy parecido sucede si
este experimento antropológico lo
trasladamos a la Plaza Vieja de Praga (República Checa), a La Gran Plaza de Bruselas (Bélgica), a la
Plaza de San Pedro (Ciudad del
Vaticano), a la Plaza de Armas de Lima (Perú), la Plaza Roja de Moscú (Rusia), la Piazza Navona (Roma, Italia), la Praça do Comércio (Lisboa, Portugal), la Plaza de Mayo (Buenos Aires,
Argentina), Trafalgar Square (Londres,
Inglaterra) o las Plazas Hidalgo (Ciudad
de México, México) y
Times Square (Nueva York, USA).
Para esto, no sé cómo no han pensado un rato antes todos los
promotores de la investigación. Ah!, claro, ahora caigo: van siempre con
tanta prisa, que no se han parado nunca
a sentarse en un banco y observar las reacciones de las gentes cuando pasan
por el de enfrente...
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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