Handicaps políticos para Catalunya (I)
martes 28 de enero de 2014, 10:26h
La reciente
visita de Rajoy, a Catalunya, ha confirmado lo que muchos creíamos. Sólo nos ha
dado un titular, ya conocido, pero sin contenido que es lo que se supone que
tiene su plan B. Personalmente, creo que
no existe ese "Plan oculto" y confía en que el tiempo bajara el soufflé, ignorando que el horno sigue encendido. No entraré
a valorar la visita, ya que ha habido innumerables comentarios y, desde luego,
la mayoría no positivos.
Quiero, en dos
artículos, hacer una relación de algunos aspectos políticos y económicos que,
creo, influirían en una hipotética independencia. De esta forma, el lector
podrá valorar en base a argumentos e información, el objetivo que se propone, olvidando grandes
frases sin sentido o insultos sin fundamento,olvidando que todo ello es una
cuestión de razones y no de pulmones.
Una ruptura
llevaría a Catalunya a no formar parte de la Unión Europea de acuerdo con el
artículo 20 del Tratado, y tampoco de la OTAN ni de la ONU. En cuanto al argumento de que la carta de Naciones
Unidas defiende la libre determinación de los pueblos, se refiere a aquellos
que hayan sido colonizados. La independencia llevaría a establecer fronteras
con Francia ya que los acuerdos de Schengen obligan a ello y evitarlo llevaría
a una larga y delicada negociación. Aunque en Catalunya se dice que se podría
formar parte de la defensa de la OTAN, pienso que no sería posible, ya que se
ha abandonado a un país miembro y no se aporta ninguna fuerza militar a la
seguridad.
Finalmente,
sería preciso aclarar aspectos relacionados con miembros de la carrera judicial
y fiscal, ya que al quedar integrados, podrían quedar en suspenso los méritos
realizados para sus ascensos. Esta misma observación, serviría para aquellos
funcionarios públicos miembros de la Administración del Estado.
Se podría
ir detallando otros aspectos, pero sólo intento una
reflexión sobre temas cotidianos que puedan servir para que el ciudadano sea
ayudado a pensar antes de decidir, ya que hay una regla que reza: si la gente
escuchara lo que dice, hablaría menos.
Miguel
Soláns Soteras