¿Es el comienzo del fin? El PP no ha
visto sino cesar su entusiasmo y su tirón, viendo cómo le ocurre
como al PSOE en la anterior etapa de Gobierno, cuando el desgaste del
poder pasa factura aunque a velocidades demasiado extremas. El
partido de Rajoy podría ver perder el poder en el Ejecutivo central
y muchas autonomías en una sola legislatura.
Ésa es la clave: en apenas una
legislatura
Mariano Rajoy no ve cómo poner freno a la sangría de
votos y a los problemas, que no dejan de crecer. El último mazazo ha
sido la paralización de sus planes sanitarios en Madrid, una de las
medidas estrellas del ala neoliberal del partido. En Madrid estaban
puestas en marcha las medidas más extremas de las ideas de
Esperanza
Aguirre y su sucesor,
Ignacio González. Pero todos los planes se les
vienen abajo. Con el ERE de Telemadrid en el aire -que acabará como
el ERE de la radiotelevisión valenciana, es decir, en cierre, si la
Justicia da la razón a los trabajadores-, el casino Eurovegas
perdido, el euro por receta paralizado y la Sanidad madrileña tal
cual estaba antes de empezar los planes de externalización, el
balance es terrible para el PP madrileño.
Cada vez parece más claro que sin
Aguirre, González no ganará en las urnas a un PSOE algo
revitalizado con
Tomás Gómez y con Izquierda Unida y UpyD lanzados.
Y el mismo panorama en el Ayuntamiento de Madrid. La capital, siempre
un feudo deseado para cualquier partido, parece también que peligra
más que nunca con
Ana Botella en el disparadero. Su fracaso en la
candidatura olímpica, la pérdida continua de turistas en la capital
y otras críticas sobre el estado de la ciudad, le hacen entrar en
todas las quinielas de una futura derrotadas en las urnas... o ni
siquiera: el PP podría pensar en otro candidato ante las urnas. Es
otro reflejo de la idea de que las estrategias del ala más
neoliberal del PP están cayendo derrotadas unas tras otras. Hay que recordar que todos tenían claro que Madrid era el campo de pruebas para un cambio de modelo en la sanidad pública y ha fracasado, claro, rotundamente.
Y hay más: ayer mismo, la Sección 2ª de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del
Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha fallaba a favor
en el recurso presentado por la Federación de Servicios Públicos FSP-UGT contra la Junta, que tendrá que
readmitir a los interinos que fueron despedidos en agosto de 2012 y
también a pagarles los salarios desde esa fecha además de hacerse cargo
de las costas procesales.
Eso por no hablar de las pagas extras que el ministro
Montoro quitó a los funcionarios pero que tuvo que ir readmitiendo en algunas autonomías.
Mientras, otros gobernantes más
abiertos, como el extremeño
Monago o el gallego
Feijóo sobreviven
con mejores aires. Son cuestionados por su postura, por ejemplo, con
la reforma del aborto. Pero precisamente esta postura tan
conservadora del PP, encarnado en un empeño personal del ministro
Gallardón, está siendo otra causa de pérdida atroz de votos para
el partido gobernante.
Los recortes de Rajoy, desde Moncloa,
tampoco caen bien en ningún lugar. En el Gobierno central, sabedores
de que a partir de este 2014 las noticias económicas serán
progresivamente más optimistas, con el PIB creciendo y el paro
reduciéndose poco a poco, preocupa que todos esos avances tras las
grandes reformas no se aprecien en la calle, que al final es la que
decide. A la ley del aborto se le une otra marea ciudadana en contra,
la de la reforma educativa de
Wert, el otro ministro aborrecido por
los votantes.
Todavía está por ver si
Fernández-Díaz si seguirá impulsando tal cual la Ley de Seguridad ciudadana, tan cuestionada por la privación de libertades en el derecho de manifestación.
Rajoy se encuentra en una encrucijada a
poco más de año y medio para las próximas elecciones generales. En
noviembre de 2015, aproximadamente, se las verá con las urnas, y en
estos momentos sólo los grandes números en las encuestas le dan
vida, que no las valoraciones sobre su gestión y la de sus
ministros. Aún así, algunos sondeos ya colocan al PSOE por delante
o al menos empatado en votos, lo cual sería su ruina ya que se
espera que esta vez los socialistas vengan de la mano de algún
aliado electoral, como una pujante Izquierda Unida.
Pero peor es el panorama autonómico.
Con Andalucía y Asturias ya perdidas en periodo intermedio entre
elecciones autonómicas, sólo se espera que se conserven regiones
como Murcia, Castilla y León, Galicia, Navarra, Cantabria o
Extremadura. Peligran Castilla-La Mancha -regida por la secretaria
general del partido,
Cospedal-, Valencia -castigada tras tanto
escándalo político y económico- o ahora también La Rioja
-salpicada por el '
caso Bárcenas'-. Poco más: Euskadi y Cataluña
están cada vez más lejanas, y las ofensivas soberanistas de estas
dos regiones se interpretan como un fracaso de Rajoy a la hora de
aunar sensibilidades nacionalistas en nuestro país. La alarma crece porque partidos como Vox, además de UPyD, representan ya una amenaza cierta para el PP ya que son votos de centro-derecha que van mermando a la fuerza más grande. Y si no, que se lo pregunten a los asturianos, donde el Foro Asturias de
Cascos llegó a ganar unas elecciones al partido de Rajoy.
Lea también:-
Ignacio González pierde el pulso de la privatización hospitalaria tras los reveses judiciales-
La Sanidad, el enésimo fracaso de Ignacio González-
Lasquetty dimite: 'Propuse el proyecto y las circunstancias lo han hecho imposible'-
La Justicia re-paralizó la privatización para evitar "graves e irreparables daños"