miércoles 22 de enero de 2014, 07:49h
Respeto desde lo más profundo el hecho de que unas personas, aún siendo
compañeros, cambien de opinión. Que dejen de ser socialistas para pasar a ser
algo tan antagónico como el hecho de ser nacionalista.
Sin embargo, no respeto en modo alguno, la traición
orgánica, el ridículo institucional y esa actitud tan antidemocrática como la
de tratar de variar nuestro programa máximo como socialistas y como españoles.
El hecho de que tres diputados del PSC -Joan Ignasi Elena,
Marina Geli y Núria Ventura-, hayan cambiado su orientación de voto en el
Parlament de Catalunya tiene repercusiones varias que a nadie se le escapan.
La primera de ellas es que desobeceden los acuerdos
alcanzados por inmensa mayoría en la reunión del Grupo Parlamentario Socialista
al que se deben. En el código ético de los socialistas existe la obligación de
respetar la mayoría de un grupo parlamentario que es ciertamente colegiado en
sus decisiones.
La segunda pasa por reconocer que, no sólo no respetan la
decisión de la mayoría en el grupo, sino que además desoyen la voluntad de la
mayoría en el consejo nacional, órgano donde se decidió no votar el derecho a
decidir que proponen los nacionalistas y adjuntos.
Y, cuando no se respeta la voluntad de la mayoría, sólo
tiene un nombre, sólo puede calificarse como de antidemocrático y reaccionario,
personalista y sectario, desleal y oportunista.
La tercera deslealtad pasa por traicionar a un electorado,
el socialista en Cataluña, que no es nacionalista y que por lo tanto nada tiene
que ver con las posiciones, tan excéntricas como inopinadas, de Elena, Geli y
Ventura.
En ese sentido mal hace la dirección federal del PSOE,
Ferraz, señalando en referencia a este conflicto que "el PSC es un partido
hermano, pero otro partido" (sic). Porque los votantes socialistas de Cataluña
tienen identificado al PSOE como su principal referencia y por lo tanto,
hermano o primo, los votantes socialistas catalanes votan PSOE a través del PSC
y no PSC a través del PSOE.
Durante las elecciones generales es cuando los socialistas
catalanes, bajo las siglas PSC-PSOE, obtienen el mayor número de votos. Cuando
el discurso es nacional, no nacionalista, de clase y progresista; cuando es en
definitiva el PSOE, cuando los
ciudadanos progresistas de Cataluña están representados por una sigla que no
puede renunciar a una región tan importante.
El acuerdo con el PSC pasa porque éste respete a los
votantes del PSOE. Si el PSC no respeta a nuestros afines, a nuestro s
votantes, a los socialistas de Cataluña, entonces el PSC no podría ser la
referencia del PSOE en Cataluña.
Con esto no estoy advirtiendo una escisión, sino
reconociendo que el camino del PSC contra el separatismo y frente a un derecho
a decidir que es tan antidemocrático como la actitud de tres diputados que no
merecen serlo., es el único camino posible.
@AntonioMiguelC