La marea social de Cataluña
viernes 27 de diciembre de 2013, 12:26h
Desde el gobierno de Mariano Rajoy y desde el PP de
Mariano Rajoy se cree que manteniendo la presión sobre el gobierno de Artur Mas
y sobre la CiU de Artur Mas se van a ganar dos batallas en Cataluña: la de la
derrota del soberanismo y la de la derrota y destrucción de la siempre
inestable alianza entre Convergencia y Unió. Una creencia que choca
frontalmente con la " marea social" que crece de forma imparable en
ese territorio y que está respaldada " políticamente" por más del 70
por ciento de la población y de forma directa por 87 de los 135 diputados que
conforman el Parlament.
En el Partido Popular están convencidos de que sin salida
política y financiera, sin alternativas culturales e históricas, el presidente
este de la Generalitat acabará derrotado por los suyos y fuera de la esfera
política. Y están convencidos de que el futuro del partido en Cataluña pasa por
una futura " relación" con los democristianos de Duran Lleida previa
separación de estos del núcleo duro de los herederos de Jordi Pujol.
Sobre estos principios básicos de estrategia política,
Rajoy mantendrá el no global a Más hasta que éste sea percibido como un grave
obstáculo para el futuro de Cataluña, y que la imposibilidad de celebrar un
referéndum en noviembre de 2014 desemboque en unas nuevas elecciones
autonómicas en las que la ganadora sea Esquerra Republicana, una formación más
radical en todo lo que afecta a la vida social y ante la que se movilizaría la
parte más conservadora, industrial y financiera de esa Autonomía. Un movimiento
que les llevaría a propiciar, buscar, apoyar y estimular un nuevo escenario en
el que el PP y Unió ocuparían el centro del mismo.
La opinión que tienen en Cataluña del papel y del
protagonismo de Artur Más es muy diferente del que se tiene en y desde Madrid.
El presidente de la Generalitat " camina" más despacio de lo que lo
harían otros líderes sustitutos si él tirara la toalla. Más es prescindible en
el proceso en el que está sumida la sociedad catalana. Por encima de su nombre
y de algunos miembros de su equipo de gobierno están los acuerdos que han
suscrito CiU y ERC junto a otros grupos más minoritarios para intentar celebrar
el referéndum del próximo noviembre con las dos preguntas encadenadas sobre la
independencia.
En Cataluña se quiere votar y desde Convergencia se tiene
la " seguridad" de que Unió no se desgajará de la coalición por mas
que Duran y los suyos tensen periódicamente las relaciones, siempre en busca de
un papel más protagonista. Es más: si se " fueran" - aseguran desde
el santa santoral de CiU - hasta es posible que consiguiéramos más votos y no tendríamos la sangría que padecemos hacia
ERC".
La preocupación por los desencuentros entre los dos
gobiernos entre las elites del poder catalán y español es muy grande pues
perciben que nadie va a dar su brazo a torcer y que sin negociación, ni salida a través de "
concesiones" fiscales y culturales, el choque de trenes está garantizado y
que sea cual sea el resultado de una consulta electoral adelantada, será malo
para Cataluña y para el conjunto de España.
Señalan con acierto desde Barcelona que a las fuerzas que
presentaron en el Palau de la Generalitat la fecha y las preguntas del
Referéndum sobre la independencia habría que sumar, por lo menos, a la mitad
del PSC de Pere Navarro, y ponen como prueba lo que está ocurriendo en las
alcaldías gobernadas por los socialistas, incluida Lleida, que están aprobando
mociones a favor de la consulta y en contra de la postura oficial del partido.
En el mundo financiero y empresarial catalán dan por seguro
que Esquerra va a entrar a formar parte del nuevo gobierno de Artur Mas y que
contará con una vicepresidencia " política" como signo de la voluntad
de ambas formaciones de llevar adelante sus planes. Además de ser la vía para
un acuerdo de listas conjuntas para los comicios europeos de la próxima
Primavera. Las respuestas dadas al discurso navideño del Rey son un buen
ejemplo. E insisten cuando se les pregunta por las posibles salidas a la crisis
institucional que sólo una negociación con renuncias y cesiones por ambas
partes pueden evitar el " estallido" que se producirá en el otoño de
2014 y en el que no habrá vencedores, tan sólo vencidos.