Leyendas negras y blancas
lunes 02 de diciembre de 2013, 10:24h
Hay
una leyenda negra que intenta oscurecer todas las gestas españolas, escrita por
enemigos o competidores de España y de intención explicable. No es tan
explicable que haya españoles predispuestos a asumirla con ánimo masoquista e,
inclusive, acrecentarla con sus propias aportaciones pesimistas. Por ello,
algunos historiadores rigurosos tienen que revisar los archivos y limpiar las
páginas ennegrecidas por propios y ajenos. El Rey Felipe II es de los que salen
ganando cada vez que se reconoce su cultura, su laboriosidad y su prudencia. Uno
de los temas revisables de su reinado es la expedición bautizada por los
ingleses "La Armada Invencible", quizá para atribuirse más gloria con el
fracaso de aquella empresa.
Se
repite con ironía aquella frase tópica atribuida al Rey: Mandé a mis naves a
luchar contra otras naves, no contra las tempestades. Se supone que el Rey
mentía para disimular sus errores en aquella empresa. Como se dice que fue la
elección de Alonso Pérez de Guzmán para sustituir en el mando a Álvaro de
Bazán, de mayor experiencia marinera. Pero la sustitución vino forzada por la
muerte de D. Álvaro, aquejado de lo que llamaban entonces "la fiebre de los
barcos" que era el tifus y D. Alonso Pérez de Guzmán era su colaborador y
coordinador desde un principio de la concentración de la famosa Armada. Tuvo
que venir el historiador inglés Robert Hutchinson con su libro "La Armada
Invencible", traducido este año al español, para explicarnos que la meteorología
adversa fue un fenómeno climático espectacular y verdadero, científicamente
demostrable, que afectó catastróficamente tanto a la Armada española como a la
inglesa, impidiendo toda forma de batalla convencional. En cuanto a la
inadecuación de los barcos procedentes del Mediterráneo para los mares del
norte solo es aplicable a un pequeñísimo número, casi simbólico, de unas
galeras incluidas para facilitar maniobras de enlace en casos de falta de
viento. También la historia de la astuta estrategia inglesa, lanzando unos
brulotes incendiarios contra la flota española ha quedado reducida a la
anécdota de seis embarcaciones que no todas llegaron hasta sus objetivos. Desde
un punto de vista ideológico, el pretendido proyecto de imponer un absolutismo
religioso ha quedado contradicho por la realidad de que la autentica opresión
religiosa era la que se estaba ejerciendo sobre la población británica católica
y que fue, precisamente, a partir de la amenaza de intervención española cuando
aquel importantísimo sector de la población recibió un trato más liberal y
tolerante con sus derechos.
Allí
más que victoria o derrota hubo un empate de averías entre las dos grandes
flotas. La inglesa, 208 barcos y el apoyo de la costa cercana y la española,
claramente menor, de 129 barcos que, en gran parte, pudieron regresar a puerto,
como consta en las órdenes de batalla que el investigador inglés publica como
documento histórico indiscutible. Pero hay quien se traga las leyendas
antiespañolas sin otra información que los tópicos triunfalistas del
adversario. Yo puedo sacar, como cualquiera, del desván de la casa la aventura
de la nave "San Esteban", propiedad de Francisco Elorriaga, de 736 toneladas,
26 cañones y 272 hombres, que formaba parte de la escuadra de Guipúzcoa, comandada
por el Almirante Miguel de Oquendo. La escuadra de Oquendo, integrada en
aquella Armada, estaba formada por 14 barcos de los que 7 regresaron a puerto y
uno fue rescatado. Solo 2 consta que se hundieron. Los otros 6 se perdieron en
la tempestad, arrastrados en su mayoría hacia la costa irlandesa, a donde
estaban prevenidos de procurar no acercarse por su peligrosidad. De estas
vicisitudes de la escuadra de Oquendo investigaron, en nuestros días, los
historiadores Selma Huxley y Michael M. Barkham en un trabajo sobre las
iniciativas marítimas de Vizcaya y Guipúzcoa. El barco de Elorriaga se estrelló
contra la costa irlandesa sin haber sido vencido en ningún combate. Lo que no
cuenta la leyenda negra, pero sí la leyenda blanca, es que antes del naufragio
arrojaron al mar el Cristo que portaban en el barco y que aquella venerada
imagen fue encontrada más tarde por unos pescadores que lo llevaron a Candás,
en Asturias, donde reposa y ha sido visitado por varias generaciones de esta
familia. Mucho menos cuentan la realidad, auténticamente negra, de la suerte de
los sesenta náufragos supervivientes del "San Esteban", que, en estado de total
indefensión, fueron ahorcados en uno de tantos episodios de crueldad, fuera de
combate, que ennegrecen esta historia naval.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
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