A través de Médicos sin Fronteras, la doctora
Natasha Reyes, coordinadora de esta ONG en Filipinas, ha lanzado una angustiosa
llamada a la solidaridad desde Cebú. Confirma que una ciudad entera, Tacloban,
de 400.000 personas, ha sido devastada, y que los hospitales a lo largo de la
franja costera han sido destruidos y el material médico ha desparecido. Su crónica
de urgencia es dramática: "Como filipina, sé que somos resistentes. Hemos sido
golpeados una y otra vez por los desastres naturales, por lo que si hay tanta
gente desesperada y aturdida, la situación debe de ser realmente mala". Lo que sigue es su propio relato en sus propias palabras.
Ahora mismo estamos trabajando en un vacío informativo.
Lo poco que vemos ya nos indica que la situación es terrible, pero lo que no
vemos es lo más preocupante. La información que recibimos de Tacloban es que la
ciudad entera, de 400.000 personas, ha sido devastada. Además, hay cientos de
pueblos esparcidos a lo largo de miles de kilómetros por los que ha pasado el
tifón y en los que las comunicaciones se han cortado.
Honestamente, nadie sabe cuál es la situación en
estas zonas más remotas y rurales, y pasará un tiempo hasta que tengamos una
visión general.
Este tipo de desastres no tiene precedentes en
Filipinas. Las consecuencias son parecidas a un gran terremoto seguido de
enormes inundaciones.
En una primera fase nos centraremos en la
provincia de Leyte, que fue la primera golpeada cuando el tifón tocó tierra.
Sabemos que hay centros de salud que han sido destruidos o dañados y que el
material médico ha desaparecido. Además, es imposible contactar con la mayoría
de profesionales de la salud, lo que significa una merma de los recursos
disponibles.
Los heridos se han aglomerado en el aeropuerto de
Tacloban, donde el Ejército de Filipinas está ofreciendo asistencia médica.
Están bajo mucha presión, sobre todo por la necesidad de medicamentos y
suministros, por lo que allí vamos a habilitar un equipo médico para darles
apoyo.
La gente está llevando a los heridos al aeropuerto
en motocicletas o a pie, y el trayecto tarda en cubrirse seis horas caminando.
El hospital regional de Tacloban ha sido golpeado
por una inundación costera propiciada por la tormenta y el equipamiento médico
ha desaparecido. Todavía no está claro qué ha quedado en pie. Hemos
identificado un hospital operativo en Tacloban, al que estamos planeando apoyar
con personal médico, suministros y equipamiento en los dos próximos días.
Hay heridos que aún no han recibido atención
médica. Normalmente, en este tipo de desastres las principales necesidades
están relacionadas con los desplazados y las heridas son relativamente menores:
cortes, fracturas de huesos o heridas en la cabeza. Pero con tantas casas y
edificios destruidos a causa de los fuertes vientos, esperamos ver heridas de
consideración.
La infección por tétanos también es un riesgo
importante. Nuestra experiencia en el tsunami de Aceh (2004) y otros desastres
nos dice que la gente tiende a rebuscar en los escombros de sus casas y se
hacen cortes que se infectan rápidamente, así que la vacunación contra el
tétanos es fundamental.
Nuestra prioridad es atender las necesidades
médicas urgentes e inmediatas; estamos seguros de que hay muchas. Después
vienen muchas cosas más: cobijo, agua y comida. Lo han perdido todo. Nos llega
información de que hay gente que deambula por la zona, absolutamente
desesperada.
Los problemas de salud mental serán enormes: a
nuestro equipo se le unirá un psicólogo en los próximos días.
A corto plazo, el reto es hacer llegar al personal
y los suministros a la zona afectada. Tacloban tiene capacidad limitada para
los vuelos, pero estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para que
nuestros equipos estén operativos lo antes posible.
A medida que podamos enviar más equipos a las
zonas afectadas, nuestra estrategia será trasladarnos a los alrededores de
Tacloban y a las islas vecinas. Creemos que Samar Oriental será probablemente
la siguiente zona prioritaria de acción. Eso significará usar un helicóptero
para evaluar la situación en las zonas más rurales, y también usar lanchas y
barcazas para visitar, tratar y abastecer con suministros a las poblaciones en
zonas costeras a través de equipos móviles.
Como filipina, sé que somos resistentes. Hemos
sido golpeados una y otra vez por los desastres naturales, por lo que si hay
tanta gente desesperada y aturdida, la situación debe de ser realmente mala.
- Ayuda para Filipinas: Teléfono de Médicos Sin Fronteras: 902 30 30 65
- Información sobre españoles en el país, Unidad de Emergencia Consular: (+34) 91 394 8900
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