Este viejo país llamado España
lunes 04 de noviembre de 2013, 08:04h
Leí este verano el último libro de Antonio Muñoz Molina, Todo lo que era sólido (Seix Barral, 2013). Un libro de obligada lectura para tirios y troyanos, izquierdas,
derechas y centro (si es que queda algo todavía de ese espacio político que -les recuerdo- llegó, incluso, a gobernar en
España). En sus líneas reconocemos
ideas y pensamientos que todos
nos hemos planteado tantas y tantas veces sin encontrar
explicación. La respuesta,
mejor aún, las respuestas o buena parte de ellas, están en sus páginas.
Al escritor granadino, premio
Príncipe de Asturias y académico de la RAE, le
bastan trescientas páginas
(o menos) para descuartizar nuestra historia más reciente con un lenguaje preciso, rico, literario y periodístico a la vez. Por sus páginas se destila crítica, autocrítica y un
análisis y examen objetivos,
tan dolorosos como necesarios, del espejismo vivido
hasta hace cinco años, fecha del
inicio de la crisis económica,
política y moral de este viejo país llamado España.
En él hay cabida para la moral, la ética,
la racionalidad, la denuncia
y la esperanza para un país
que, como en El retablo de las maravillas
de Cervantes, se ha creído
todo, hasta que ha descubierto que todo era mentira y ahora
ya no cree en nada ni en nadie.
El académico habla del
expolio que todos hemos visto desfilar delante de nuestras
narices pero que no hemos querido ver en
toda su
desvergüenza, intensidad y tamaño.
Entrecomillo aquí solo algunas líneas: "...Mientras los concejales
de Cultura costeaban danzas folclóricas y fiestas bárbaras para el jolgorio de
borrachos, los de urbanismo recalificaban terrenos y escondían debajo del
colchón los fajos de billetes de quinientos euros con que los constructores
afines les pagaban los favores. Cualquiera que se atreviese a poner alguna
objeción, porque las nuevas urbanizaciones eran ilegales o porque arrasaban
espacios naturales protegidos, corría el peligro de ser linchado por una
ciudadanía agradecida a sus benefactores...".
Autocrítica
Sus detractores hablan de que
Muñoz Molina ha sido precisamente uno de los
beneficiarios de este frenesí
económico que, por supuesto, también
ha recorrido el mundo de la cultura en estos últimos años. No les falta razón, pero esas críticas son mezquinas
e interesadas porque -estoy seguro de ello- el escritor jienense
habría brillado en todo caso, porque su pluma tiene calidad
indiscutible y su honestidad
y honradez intelectuales le han
llevado a no ponerse la venda delante de los ojos y denunciar también un grado importante de responsabilidad en la situación a la que nos hemos visto abocados entre
los que
pudieran llamarse "los suyos", es decir, la progresía política e intelectual que podría
agruparse en torno a eso que hemos llamado zapaterismo.
Un libro, en fin, de
esos que despiertan la polémica y que no deja indiferente a nadie y que, por
tanto, hacen de él un texto de obligada lectura
para todos aquellos que están preocupados por el
presente y el futuro de España.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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