"Si quisiera volver, volvería..."
domingo 03 de noviembre de 2013, 15:20h
"Hay momentos en la vida
de todo político, decía Lincoln, en
la que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios". Los políticos
tienen un ansia especial por alcanzar el poder y no dejarlo nunca. Se
consideran tan por encima de los demás, se acostumbran tan fácilmente al elogio
desmesurado de los aduladores que no creen que haya alguien suficientemente
preparado para sucederles. Y cuando
abandonan el poder, la comparación con su sucesor les deja siempre en un
lugar excelso. Especialmente si son ellos los que comparan.
En esa situación,
suelen tener dos tentaciones: seguir tratando de tutelar al sucesor, es decir manejarle
como una marioneta que ejecuta sus decisiones, o volver para poner las cosas en
su sitio. Algunos dirigentes acaban dándose cuenta de que no van a regresar
nunca y sustituyen la política por el dinero, porque la política ofrece todo
menos dinero. Suele ser una buena medicina, pero no siempre funciona
plenamente. Algunos buscan el dinero... y
el poder.
José María Aznar, que se esconde detrás de la arrogancia que siempre le
caracterizó, publica ahora el segundo tomo de sus Memorias y en una entrevista
dice que no tiene tentaciones de regresar a la política, lo cual le dignifica.
Pero inmediatamente añade: "si quisiera volver, volvería...".
La ventaja de Aznar
es que no esconde lo que piensa ni la excelente opinión que tiene de sí mismo,
frente a otros políticos que tienen
también una excelente autoestima pero dicen que están donde están por su afán
de servicio. No obstante ni las Memorias de Aznar son toda su memoria- los
famosos "cuadernos azules" donde apuntaba sus ideas, sus comentarios y sus
proyectos siguen siendo secretos y no se conocerán nunca, según el
expresidente- ni hay manifestaciones en la calle pidiéndole que vuelva. Decía Benjamin Disraeli que "el mundo está
lleno de estadistas a quienes la democracia ha degradado convirtiéndoles en
políticos", así que si muchos se fueran a casa no perderíamos nada. No tienen
nada más que mirar a Artur Más y su
proyecto secesionista que no sabemos si llevará a Cataluña a la independencia
pero que, sin duda, conducirá al actual president
y a su partido a una derrota muy dura.
Dicho eso, más que de
Aznar o de Más, deberíamos hablar de innovadores como la familia Vivancos que acaba de vender su empresa
murciana de latas de conservas, pionera en el envasado "abre fácil", por 1.200
millones a otra estadounidense que tiene dinero para comprarla pero que
reconoce que lo hace para aprender de estos empresarios murcianos que han
abierto plantas en Marruecos, Holanda, Hungría o Perú y que está en la
vanguardia de la I+D. Los Vivancos no figuran, creo, entre las treinta familias
más ricas de España -o no figuraban hasta ahora- pero son quienes están
levantando España y quienes pueden sacarnos de la crisis. Sus Memorias sí que
deberían ser de lectura obligatoria en
las escuelas (y no me refiero sólo a las de Negocios) y para polìticos.
francisco.muro@planalfa.es