miércoles 02 de octubre de 2013, 07:34h
El ejemplo soez e
impresentable que transmite habitualmente Silvio Berlusconi debería servir para
vacunarnos en España de cualquier deriva que nos pueda conducir a una situación
parecida como la que vive Italia desde hace años, mejor dicho como sufren hasta
la náusea los ciudadanos italianos. Todos debemos tomar nota porque, en
definitiva, un caso Berlusconi es producto de la desafección hacia la clase
política por su ineficacia, mediocridad y corrupción y la falta de reacción
ciudadana ante esta degradación de la vida política. Cuando un pueblo llega a
la conclusión de que hace falta un empresario con éxito sin escrúpulos para sacar al país adelante y le vota, está
construyendo el caos y la impunidad de un delincuente.
En España no admitidos
que la situación se parece mucho a la registrada en la Italia de los años de la
descomposición de los partidos políticos tradicionales enredados en luchas
fraticidas, corrupción y descrédito por su falta de categoría política y un
ansia inusitada de hacer fortuna de la política. La solución vendría del
populismo descarado con promesas fáciles que encandilan a las personas aunque se sepa que no se van a cumplir. Los medios de comunicación
aportaron una buena dosis de descomposición al sistema tradicional italiano con
un partidismo más cercano a los militantes de cada partido y a los intereses
particulares que al compromiso periodístico con la sociedad. Unos medios que
después serían comprados por el imperio mediático de Berlusconi para disfrutar
del pensamiento único que él iba imponiendo en cada momento, hasta el punto de
legislar a su medida para evitar la acción de la justicia contra sus prácticas
empresariales fraudulentas y monopolísticas
y contra sus maniobras políticas y sociales indeseables, como su relación
probada y condenada con prostitutas menores.
Muchos italianos comentan que, a
pesar de las velinas y otras condenas, un número importantes de
votantes siguen confiando en él. Ahora está dispuesto a hundir a su país, a
hacer naufragar la recuperación italiana y de rebote la española, con tal de
salvarse de la quema, seguir en el Senado y gozar de la protección
institucional. Muy lamentable. Los españoles, todos, debemos tomar nota para
evitar algo parecido.
Periodista. Director de 'Atalayar, entre dos orillas'. Colaborador en diversos medios como Punto Radio, Onda Cero, COPE, El Independiente y Colpisa. Colaboro en COPE, Colpisa, TVE, RNE y Diariocritico. Es autor de libros como 'Casco azul soldado español' o 'Misión: Líbano'. También fue director de los estudios 'Cómo informar sobre infancia y violencia' y 'Cómo informar sobre violencia contra la mujer en las relaciones de pareja' en colaboración con el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.
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