El inicio de la globalización
lunes 23 de septiembre de 2013, 16:12h
Es cada vez más evidente que aquí
todo el mundo se inventa algo para no deprimirse demasiado por el penoso estado
de la política española. No, no se preocupen, no voy a proponerme hacer del
distrito de Hortaleza un cantón independiente para tomar distancia del resto de
esta España venida a menos. A eso ya están jugando otros, allá por el noreste
de nuestro común territorio.
Voy a hablar de algo más entretenido.
Sucede que esta semana se conmemora el V centenario del
descubrimiento/avistamiento de la Mar del Sur, renombrada años después por
Hernando de Magallanes como el Océano Pacífico. En efecto, el 27 de septiembre
de 1513, el hidalgo Vasco Núñez de Balboa, después de atravesar el istmo desde
la costa caribeña, fue el primer cristiano que avistó la gran masa de agua que
había detrás de Tierra Firme.
La cosa no deja de tener su
importancia. Por eso algunos medios de comunicación vienen dándole seguimiento
a la efeméride y esta misma semana se celebran varios encuentros interesantes
al respecto. Cierto, casi todos tiene lugar en el sur de la península y no por
casualidad: desde Andalucía salieron los primeros navíos para el Nuevo Mundo.
Un congreso, de gran tamaño, se celebra en Sevilla, pero con una extraña
característica: su titulo refiere al V centenario pero luego su contenido no
habla de aquel entonces, sino que refiere a la historia posterior del Pacífico
y otros parajes. El que organiza la Universidad de Huelva y el Archivo
Municipal de Moguer es algo más coherente: refiere al descubrimiento del
Pacífico y a Balboa, para luego hablar efectivamente de ambos, así como de la
importancia de los viajes andaluces de descubrimiento y rescate.
¿Y cuál es la importancia de aquel
hecho histórico? Pues para ese entonces no fue menor: se disolvía finalmente la
versión de Colón de que cuando sus carabelas habían tocado tierra no habían
hecho otra cosa que llegar a las costa de Asía. Por el contrario, había que
empezar a cambiar todos los mapas porque lo que habían encontrado era un
continente imprevisto justo en medio del camino entre Europa y Asía si se
seguía la vía hacia el poniente. Ni más ni menos. Dicho de otra forma, ahora si
se podían empezar a confeccionar cartas que mostraran el mundo tal y como era
en toda su redondez.
Es cierto que hay algunas voces que
tratan de restarle importancia al asunto. Y la que me merece más respeto es la
que plantean los pueblos indígenas cuando sostienen que no puede hablarse de
descubrimiento porque sus antepasados ya estaba allí y la visión de aquella mar
era algo común y corriente para todos los pueblos que habitaban la costa
pacífica. Algo muy cierto pero que pierde la perspectiva universal. Ucronías
aparte, aquellos pueblos nunca habían imaginado Sevilla, Florencia o París,
mientras que mucha gente de estos lados pudieron imaginar de inmediato un mundo
completo.
Desde luego, la cuestión adquiere
toda su dimensión si se ubica en el contexto histórico de occidente. Y aunque
entonces se dijo que Vasco Núñez de Balboa era el primer cristiano, europeo o
español que veía la Mar del Sur, lo cierto es que esa lectura es algo
reduccionista. Los descubrimientos del continente no fueron entendidos con
propiedad sino por los intelectuales del renacimiento. En otras palabras,
Balboa avistó el Pacifico para el orbe renacentista mucho más que para España,
Europa o la cristiandad (como él mismo creyó en ese momento). Y si es correcto
afirmar que el renacimiento es el origen de la modernidad, entonces hay que
convenir que el descubrimiento del Pacifico no fue otra cosa que el inicio de
la globalización. Tienen razón los panameños cuando rememoran así este V
centenario, desde la perspectiva de futuro que les ofrece la ampliación del
canal.
Así que me parece un buen motivo,
para salirse un poco de los comentarios sobre el penoso retorno del curso
político e incluso de la apabullante señora Merkel, agarrar los petates para
irse a participar en el encuentro de Moguer sobre la reconstrucción de un hecho
histórico que cambió nuestra comprensión de la faz de la tierra. Tal vez
resulte reconfortante. Ya les contaré.