Marta Robles, pluma sin sufijos
domingo 15 de septiembre de 2013, 09:06h
Dar el salto de plumilla
a pluma es el sueño de casi cualquier periodista. Dime en qué medio
trabajas y te diré qué tipo de escritor frustrado eres, vaya. Hay
algunos a los que la suerte les viene a ver en forma de contrato
sorpresa porque salen en la tele y su firma es sinónimo de
superventas; otros, en cambio, se van forjando su solapa, a la chita
callando, echándole horas a la tecla de madrugada, cuando aún no se
han puesto las calles, y esperando que, llegado el momento, los pesos
pesados del mundillo literario acrediten que pueden prescindir del
diminutivo en su tarjeta de visita.
Marta Robles pertenece al
segundo de los casos. Después de publicar varios libros de no
ficción, la periodista ha entrado por la puerta grande en el
panorama literario con su novela Luisa y los espejos (Ed.
Planeta), ganadora del Premio de Novela Fernando Lara 2013. Dicen de
estas casi 500 páginas que conforman una historia bien estructurada,
sagaz y casi adictiva, protagonizadas por dos mujeres marcadas por el
mismo nombre (Luisa) y por dos historias con paralelismos, marcadas
por la búsqueda de la identidad, en dos momentos históricos bien
distintos. Como explica la autora, "la Luisa
del presente (la de ficción) es, de alguna manera, el reflejo en
este tiempo de Luisa Casati (que existió en realidad). El juego
entre el paralelismo de ambas mujeres es constante a lo largo del
relato, así que me pareció especialmente interesante que las dos se
llamaran igual".
- La
historia de Luisa Casati transcurre en la Belle Époque. Si hubieras
vivido entonces, ¿quién te habría gustado ser?
- Si
yo hubiese vivido en aquella época hubiera preferido ser Gabriele
D'Annunzio, el príncipe de la decadencia, el hombre que no solo
conquistó a la Marchesa Casati sino a medio mundo y cuya literatura
me parece repleta de sensibilidad.
- De
todos los hombres con los que está Luisa, ¿a quién te habría
gustado conquistar? ¿Y en brazos de quién no habrías querido caer
nunca?
- De
los hombres de Luisa Casati me habría gustado conquistar a
D'Annunzio, claro, pero sobre todo a Augustus John, "el hombre
que pintaba como Dios". Me gustaba su pintura y su carácter. Y no
hubiera querido caer jamás en los brazos del Marqués Casati de
Soncino, que me parecía un hombre aburridísimo.
- La
Luisa de hoy es una mujer con la vida resuelta pero vacía. ¿Te has
encontrado muchas Luisas por el mundo?
- Es
una mujer que vive una vida confortable y tranquila..., pero ella no
ha triunfado en nada, porque debido a alguna circunstancia que no
puedo desvelar, no ha sido fiel ni a sí misma, ni a sus propios
sueños. Hay millones de Luisas Aldazábal por el mundo, sí. Lo que
pasa es que a veces lo son por decisión propia y otras lo son porque
la vida les aboca a serlo. Si lo han elegido ellas suelen ser más
felices que si no les ha quedado otro remedio. La vida es una ley de
compensaciones y cada cual debe saber lo que le compensa y lo que no.
- ¿Has
sido tú alguna vez ese tipo de mujer?
- Yo
nunca he sido Luisa Aldazábal. Nunca me he quedado atrapada en una
vida cómoda, ni creo que pudiera. Siempre he perseguido mis sueños,
aunque hacerlo me obligara a renunciar a una vida más segura.
-Si
Madrid te Marta, ¿qué te inspira Venecia, uno de los escenarios de
la novela?
-Venecia
también me Marta. Me Marta muchísimo. Precisamente por eso cada vez
la conozco más y mejor. De hecho en la novela se recoge el ambiente
de la Venecia de la Belle Époque en la que "reinaba" Luisa
Casati, pero también aparece el reflejo de la Venecia actual e
incluso algún recorrido para repetir. Tengo una buena agenda de
Venecia.
-¿Te
pones muchas máscaras en tu vida diaria, como Casati?
-Todos
nos ponemos máscaras en nuestra vida diaria. Hay una escena en el
Calígula
de Albert Camus en la que se refleja bien que las máscaras existen
hasta entre los más cercanos.
-Ponte
en modo periodista y piensa que tienes que hablar sobre tu novela
como si no la hubieras escrito. ¿Qué dirías de ella?
-Diría
que es una novela apasionante en la que se descubre a un personaje
real, como es Luisa Casati, y se viven intensamente las emociones de
una mujer que no se quiere resignar con el destino que un día ella
misma eligió. Y diría también que se trata de un relato repleto de
sorpresas, de pasión por vivir y de pasión por el arte que no deja
indiferente a ningún lector.
-¿Tienes
más vocación de periodista o de escritora?
-Yo
siempre quise ser escritora. Desde pequeñita. Pero lo cierto es que
llevo ejerciendo como periodista toda la vida y también me siento
periodista. Soy ambas cosas, aunque probablemente, con el paso del
tiempo acabe siendo más escritora que periodista.