El apoyo explícito del presidente del Gobierno, Mariano
Rajoy, a una intervención norteamericana en Siria, a través de la firma de un
documento en la cumbre del G-20, incumple el artículo 17 de la Ley de Defensa
Nacional de 2005. Una ley orgánica que se aprobó para impedir que otros
presidentes, como el 'belicista' Aznar, pudieran unirse unilateralmente a
guerras que interesaban a terceros países. Así lo entiende la oposición, que se
ha lanzado sobre Rajoy y le exige explicaciones sobre los compromisos que ha
adquirido con Barack Husein Obama.
Tanto el PSOE como Izquierda Unida han lanzado la
voz alarma: todo parece indicar que el presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy,
sigue las huellas que dejó impresas en la historia su mentor,
José María Aznar,
y se apresta a apoyar una guerra contra Siria incluso sin el aval de las
Naciones Unidas. Ese es el sentido que desde el PSOE e IU se da a la firma de
un documento de apoyo a una intervención unilateral de Estados Unidos en este
país de Oriente Medio.
Lo peor es que, según interpreta la oposición de
izquierdas, Rajoy 'ha incumplido ya' la
Ley Orgánica 5/2005, de 17 de
noviembre, de la Defensa Nacional, aprobada en la primera legislatura de
Rodríguez Zapatero para impedir que otro presidente
belicista pueda actuar sin
más en una guerra 'inútil e ilegal' como la de Irak.
Ahora, el hecho es que Rajoy sólo ha firmado un
documento que no resulta en sí mismo una declaración de guerra, pero desde la
oposición de izquierdas se interpreta que, con la firma de ese documento, el
presidente español ha adquirido un compromiso para apoyar en un futuro
inmediato una intervención militar de Estados Unidos en Siria. Lo interpretan
así porque dicen que Rajoy se ha saltado el artículo 17 de la Ley de Defensa
Nacional, relativa a la preceptiva consulta y posterior autorización del
Congreso de los Diputados.
El artículo 17.1 de la Ley dice: "Para ordenar
operaciones en el exterior que no estén directamente relacionadas con la defensa
de España o del interés nacional,
el Gobierno realizará una consulta previa y
recabará la autorización del Congreso de los Diputados". Aunque el documento
firmado por diez países -entre ellos España- no significa una orden de
intervención, se escuda la oposición en que el Gobierno está obligado a "realizar
una consulta previa" antes de pedir oficialmente la autorización para las
acciones bélicas. Y eso es lo que habría incumplido Rajoy.
Es más, en su punto 2, ese artículo 17 establece
las condiciones para casos de auténtica urgencia: "En las misiones en el
exterior que, de acuerdo con compromisos internacionales, requieran una
respuesta rápida o inmediata a determinadas situaciones, los trámites de
consulta previa y autorización se realizarán mediante procedimientos de
urgencia que permitan cumplir con dichos compromisos".
Y en el punto 3 se establece la 'máxima' urgencia
que, evidentemente, no existe en el caso de Siria: "En los supuestos previstos
en el apartado anterior, cuando por razones de máxima urgencia no fuera posible
realizar la consulta previa, el Gobierno someterá al Congreso de los Diputados
lo antes posible la decisión que haya adoptado para la ratificación, en su caso".
Para la oposición de izquierdas, es evidente que ninguno
de estos casos se da en Siria, y entienden que Rajoy no debía haberse
comprometido con
Barack Husein Obama como lo hizo en la cumbre del G-20. Por ello, el PSOE ha
pedido al Gobierno que aclare qué compromisos ha adquirido con respecto a
nuestra posición en una intervención en Siria.
De igual manera, IU ha hecho hincapié en que el
texto rubricado por una decena de Estados se ha hecho "al margen y obviando a
Naciones Unidas" y no tiene en cuenta el "sentir mayoritario de la opinión
pública, que no apoya una nueva guerra". E insiste la coalición de
Cayo Lara
que esta declaración que tanto interesaba conseguir al presidente de Estados
Unidos -y en la que no figura la firma de Estados tan importantes de nuestro
entorno como Alemania- se hizo pública cuando los inspectores de Naciones
Unidas encargados de investigar el ataque con armas químicas no habían
finalizado su trabajo y cuando no se han agotado todas las vías diplomáticas.