Sirera, cogido en pinza

El flamante dirigente catalán del PP, Daniel Sirera, observa con estupor que entre las familias que tradicionalmente habían permanecido separadas en el partido en Cataluña se produce una confluencia en su contra. Los partidarios de Piqué y los de Alberto Fernández Díaz, concejal del partido en Barcelona y hermano de Jorge Fernández, tribuno en Madrid han coincidido en oponerse a Sirera.

Unos y otros tienen visiones diferentes de lo que se ha de hacer en la política catalana, pero coinciden en que el partido en Cataluña ha de tener suficiente autonomía para generar confianza en los electores de su sector ideológico.

El sector fernandísta que siempre ha mantenido alta la bandera del PP en Cataluña aún recuerda que desde Madrid se impuso a Vidal Cuadras como máximo dirigente en Cataluña, lo que supuso la defenestración de Fernández del liderazgo largamente trabajado. Ahora la oposición a Sirera adopta la táctica de la resistencia pasiva y el secretario general catalán aún no tiene el nombre del que ha de ser candidato del partido a las próximas generales.

Ante la confluencia Sirera no se ha atrevido a destituir a sus adversarios porque corre peligro de quedarse en minoría a meses de las elecciones generales. Mientras, el PP español intenta paliar la falta de carisma de Sirera, con un constante aterrizaje de líderes nacionales en territorio catalán, incluso el más difícil, Girona.