martes 13 de agosto de 2013, 16:31h
La economía española sigue mostrando algunos
desequilibrios que para algunos van a ir salvándose en los próximos
meses una vez que se pongan en marcha algunas de las medidas anunciadas o
ya aprobadas por el Gobierno. Otros siguen pensando que no se están
tomando las medidas adecuadas y que los riesgos siguen ahí acechándonos.
Uno de los indicadores más visuales de la confianza o desconfianza que
genera la marcha económica es sin duda la prima de riesgo, el
diferencial de la deuda española con el bono alemán a diez años y el
tipo de interés que debemos pagar por la deuda que emitimos.
Bien, pues este indicador ha mejorado sustancialmente en los
últimos días. Cierto que lo han hecho las primas de riesgo de todos los
países de nuestro entorno y que están peor o igual que nosotros. Sin
embargo, cuando la prima de riesgo estaba en cotas de 600 puntos y
pagamos un 7 por ciento por la deuda el argumento era que España
generaba desconfianza, estaba al borde del colapso, de la intervención y
que la suspensión de pagos o la ruptura del euro eran inminentes. Bien,
pues si ahora está por debajo de los 280 habrá que colegir que la
confianza en España ha mejorado sustancialmente y que las medidas del
gobierno, que nos pueden parecer aún escasas sobre todo en lo que tiene
que ver con el volumen de gasto público, merecen la confianza de los
inversores.
Claro que es importante que el gobierno siga en la política de
ajuste del sector público. El déficit sigue siendo de más de 60.000
millones de euros y esas necesidades de financiación usurpan recursos
para el sector público. La banca española está llena de deuda pública y
quizás lo de que no se da crédito porque no hay demanda solvente podría
relajarse si no fuera un chollo para los bancos comprar deuda pública y
ganar un bonito margen acudiendo al dinero del BCE sin más. Estamos
mejor, pero no bien. El enfermo se ha estabilizado y esto no nos basta
para salir. Manos a la obra.