miércoles 07 de agosto de 2013, 16:21h
Gibraltar siempre está a mano. Ya saben, crea
un problema exterior para tapar los interiores. De manera que algunos
podrían pensar que esta escalada de tensión entre España y el Reino
Unido le viene de maravilla al Gobierno Rajoy. Pero sean cuales sean las
verdaderas motivaciones para que Mariano Rajoy y el ministro Margallo
hayan decidido plantar cara al problema de Gibraltar, lo cierto es que
tienen razón.
A saber, las autoridades de Gibraltar y del Reino Unido nos vienen
tomando por el pito del sereno. Hacen y deshacen a su antojo
convencidos de que los gobiernos españoles no tienen reaños para decir
basta más allá de alguna etérea protesta diplomática. De manera que hace
bien el ministro Margallo de intentar poner coto a que las autoridades
de Gibraltar se comporten como el primo de Zumosol.
En realidad en lo que el ministro Margallo se ha empeñado es en
que se cumpla la ley y sobre todo en que no nos sigan tomando el pelo a
los españoles.
Por ejemplo, las autoridades de Gibraltar hacen la vida imposible a
nuestros pescadores y no solo eso, están destruyendo los fondos marinos
cercanos al Peñón donde se dedican a arrojar bloques de cemento con
pinchos que acaban con los bancos de peces. Digo yo que es más que
lógico que nuestro ministerio de Exteriores proteste y se ponga firme
ante sucesos como este. Como debería de parecernos elemental que se
quiera acabar con el contrabando o el blanqueo de dinero. ¡Qué
menos¡.Pero ojo, en este apartado se debería de incluir la persecución a
esas empresas o ciudadanos españoles que tienen su dinero a buen
recaudo en Gibraltar y no siempre de manera lícita. Amen claro esta, de
esos gibraltareños que viven en España pero no cumplen con el fisco.
Otro asunto es el de los controles en la Verja. Gibraltar no forma
parte del espacio Shengen, de manera que es frontera, lo que pasa es
que hasta ahora más que frontera era un coladero.
No me parece mal, ya digo, que se pongan en orden nuestras
relaciones con Gibraltar y con los británicos. Una cosa es tener
relaciones de buena vecindad y otra que nos tomen por tontos. Y creo,
¡qué le vamos a hacer¡ que el ministro Margallo tiene razón al lanzar
las andanadas que ha propinado al que fuera ministro socialista Miguel
Ángel Moratinos que puesto a llevarse bien con gibraltareños e ingleses
se mostró pródigo traspasando demasiados límites.
Ya digo que Gibraltar da para mucho, incluso para alejar la
atención sobre otros problemas, pero además, en esta ocasión hay razones
sobradas para decir basta a esos amigos díscolos que son gibraltareños y
británicos.