Los 18 problemas de Rubalcaba
miércoles 17 de julio de 2013, 14:35h
El presidente del Gobierno y del PP no le ha dejado otra salida a su
reciente compañero de viaje frente a la Europa de Angela Merkel, el
secretario general del PSOE, que recurrir a una moción de censura en el
Congreso para que en la Cámara de la soberanía nacional se hablé del ex
tesorero de los populares. A Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba
les unían muchas cosas en su más que dilatada vida política, ahora les
une Luis Bárcenas, en un regreso al enfrentamiento a cara de perro con
sus respectivos liderazgos puestos en cuestión.
Desde que en las elecciones generales de 2011 el Partido Popular ganara
en 45 de las 52 circunscripciones electorales y dejara al Partido
Socialista frente a los peores resultados de su historia, el ex
vicepresidente, ex ministro y ex portavoz parlamentario no gana para
disgustos, la mayor parte de los cuales no provienen de sus adversarios,
que para disgustos y problemas ya tiene a los 17 secretarios generales
de las 17 autonomías y a una parte de su propio equipo.
Si repasamos una por una la situación del socialismo en las distintas
autonomías vemos que la más conflictiva hasta rozar la ruptura interna
es Cataluña, con un Pere Navarro que intenta mantenerse en su sillón a
través de la viaje reivindicación autonomista del PSC, la misma a la que
ya se enfrentaron Felipe González y Afonso Guerra, y que oculta la
enorme distancia que existe en ese territorio entre las bases y los
votantes del PSOE y la cúpula dirigente del PSC. En ese ranking de
conflicto interno le seguirían Galicia con Pachi Vázquez y Euskadi con
Patxi López, otros dos líderes que se niegan a abandonar el cargo pese a
la contundencia de sus derrotas.
Ya sin reivindicación histórica por medio aparece Madrid, con un Tomás
Gómez que aspirando a lo máximo dentro de su partido ve como la crisis
interna del PP en la Comunidad, con Esperanza Aguirre e Ignacio González
condenados a chocar por su distinta visión de los problemas de
liderazgo y de la futura confección de las listas electorales.
A continuación los problemas de Rubalcaba se amplían en la Comunidad
Valenciana tras la derrota de Ximo Puig, en Murcia con Rafael González
Tobar, en Baleares con Armengol, e incluso en Castilla la Mancha con
Emiliano García Page, y en Extremadura con Guillermo Fernández Vara. Los
líderes regionales se han posicionado frente al aparato central del
partido que llevan Elena Valenciano y Óscar López, a los que para que
nada les falte, también les " acosan" los portavoces del Congreso y del
Senado, Soraya Rodríguez y Marcelino Iglesias.
Del primero al último salieron doblemente derrotados: como partido en
las generales, como cabezas de lista en las autonómicas. Ninguno esta
dispuesto a asumir el fracaso y dejar paso a nuevos dirigentes. Se culpa
de casi todo a José Luis Rodríguez Zapatero y la situación económica y a
esperar que los tiempos cambien por la propia crisis del Partido
Popular y de su presidente.
Un gran aparte merece la situación en Andalucía. El anunciado adiós de
José Antonio Griñan, que hasta ahora se ha limitado a que no concurrirá a
las próximas elecciones ha desembocado en la convocatoria apresurado de
primarias para conocer el nombre de su así segura sucesora. Deja
abierta su renuncia a la presidencia de la Junta, al igual que deja sin
precisar si ese adiós también abarca a su papel de presidente del PSOE.
Todo ello realizado sin contar con la opinión y el conocimiento de
Pérez Rubalcaba, que sufre otro desplante y una pérdida más de autoridad
dentro de su partido.
En este contexto es en el que hay que contemplar la posible moción de
censura, condenada al fracaso de la misma forma que les ocurrió a las
dos anteriores: la que presentó el PSOE contra Adolfo Suárez, y la que
presentó el PP contra Felipe González. De la primera, pese a la
derrota, salió reforzado el secretario general y le sirvió al socialismo
para presentar até la sociedad española su oferta de gobierno. De la
segunda salió malparado Antonio Hernández Mancha y posibilitó el regreso
de Manuel Fraga y la posterior designación de José María Aznar como
candidato.
Si asistimos a una tercera podemos contemplar uno de los mayores
absurdos del sistema democrático: que mientras en el Congreso Rubalcaba
tiene que presentarse como aspirante a gobernar y plantear un programa
de gobierno, metiendo el tema Bárcenas por medio, Mariano Rajoy puede
explicar su postura y contestar a las preguntas de los periodistas desde
el Palacio de La Moncloa, ya que no estará obligado a estar presente en
el hemiciclo.
Si se plantea y se debate la moción de censura, Rubalcaba habrá ganado
tiempo y liderazgo interno pese a perderla. Tendrán que definirse todos
los grupos y veremos hasta que punto los 17 problemas del secretario
general del PSOE disminuyen o aparece el número 18 y el más difícil de
resolver, él mismo.