Permítanme que, ante todo, le dé las gracias al vicesecretario general del PSOE-A, el ínclito
Mario Jiménez,
por su interés en facilitarme todos los días algún motivo en el que
fundamentar estos artículos. Su verborrea vácua e inane es tal que no
hay jornada en la que el número dos de Griñán en el partido no aporte
temas sobre los que los comentaristas políticos podamos debatir. La
última declaración, lo pueden leer en esta misma página, no tiene
desperdicio. Dice el tal Jiménez que no le parece en absoluto tolerable
que se pueda hacer "ningún
tipo de paralelismo" entre lo que está ocurriendo en el Partido Popular y
el caso de los ERE. "No existe
ningún paralelismo o equiparación posible" entre el caso Bárcenas que
afecta a "toda la cúpula" del PP y el de las
irregularidades en expedientes de regulación de empleo ni entre la
situación del presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy, que ingresó en su
"cuenta más de 1,5 millones de euros de dinero opaco" y la del
presidente de la Junta de Andalucía,
José Antonio Griñán, quien ha
cumplido siempre "escrupulosamente con la ley", y el bocazas de
Mario Jiménez añade que Griñán siempre ha cumplido
"escrupulosamente" con la ley y lo máximo que se está cuestionando, en
virtud del último auto de la juez que instruye el caso ERE,
Mercedes
Alaya, es si las leyes que aprueba el Parlamento "son legales o no". Manda huevos, que diría
Trillo.
Y éste muchacho tan avispado es el que manda en el socialismo andaluz.
¿Se puede ser más tonto? Desde luego hay que ver la de majaderías que
tiene que decir uno para ganarse el sueldo. No, si ahora resulta que la
culpa de toda la extensa trama de los EREs falsos la va a tener el ujier
que le lleva el vasito de agua a
Manolo Gracia, presidente de la Cámara autonómica. Habrase visto tamaña idiotez.
En fin, a lo que iba, que en cierto modo lleva razón
Jiménez
sobe lo del paralelismo, que lo de Bárcenas y lo de los EREs, los dos
casos de corrupción política que traen a los dos partidos más
importantes del espectro político español por la vía de la amargura, que
no tienen nada que ver con las biografías de Plutarco son unas vías
paralelas si nos atenemos sólo a algunos de sus protagonistas.
Luis Bárcenas es como
Francisco Javier Guerrero,
unos chorizos de cuidado, ambos se han aprovechado de la situación para
embolsarse unos cuantos millones de euros aprovechando que pasaban por
allí y el dinero fluía como el agua. Ambos han pasado por la cárcel y
está aun por ver si, al final, acaban condenados. También coinciden
ambos asuntos en que los responsables político finales,
Mariano Rajoy y
Pepe Griñán,
respectivamente, parecen haber estado en la inopia durante una década
al no enterarse de lo que ocurría en los despachos vecinos. Esos son los
únicos paralelismos entre ambos asuntos, bueno, esos y el de la
presunta financiación ilegal de los partidos, de todos los partidos, que
aquí quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra, que
también es como para rasgarse las vestiduras a esta altura de la
película.
Por lo demás hay que diferenciar claramente a uno y a
otro. En el de los EREs han desaparecido no cuarentaitantos millones de
euros, sino al menos trescientos millones (hay quien los cifra en más de
mil) que, además no los han pagado ninguna empresa privada para
conseguir favores, sino que pertenecen al erario público y que, para más
inri, iban destinados a los parados. En principio me parece a mi que la
diferencia entre ambos casos es importante por más que uno y otro entren
en la presunta ilegalidad. Pero es que hay más. Mientras en Andalucía
el Gobierno de la Junta y el PSOE-A han tratado por todos los medios de
boicotear y obstaculizar la instrucción de la juez
Mercedes Alaya,
poniendo incluso recursos a sus autos y destinando la defensa de los
altos cargos imputados al erario púbico, da la impresión que en Madrid
nadie ha presionado de momento al juez
Ruz para condicionar su investigación.
La
pregunta que uno se hace es la de siempre ¿qué intereses particulares
de algún director de periódicos se mueven detrás del Caso Bárcenas? ¿por
qué medios tan distintos y distantes como El país y El Mundo han hecho
causa común con este escándalo? No me digan que es por la independencia y
la libertad de expresión que eso o se lo cree a estas alturas ni Pedro
Jota. Como dice un amigo que comparte su afición con el diario de
Unedisa, no creo en las casualidades y toda esta movida que sacude
España tiene ocultos secretos y oscuras intenciones aún no desveladas. La
crítica al poder simpre es buena pero no se puede utilizar como palanca
para cambiar y modificar los resultados de las urnas. Para eso está la
política y los partidos. Quien quiera cambiar al Gobierno, que funde un
partido y se presente a las urnas. Lo demás no es sino provocar una
especie de golpe de Estado escudándose en la libertad de expresión.
Todos deberíamos tenerlo en cuenta y dejar que los jueces, todos los
jueces, Ruz y Alaya, en Madrid y en Sevilla, hagan su trabajo. Después
llegará el momento de pedir responsabilidades...y dimisiones.
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