lunes 15 de julio de 2013, 16:59h
Visto el contenido de los mensajes cruzados
entre Mariano Rajoy y Luis Bárcenas, mensajes en los que el presidente
del PP y del Gobierno concita esperanzas, sugiere esperas y en uno de
ellos
-cruzado con la esposa de Bárcenas- se felicita y felicita por el
sobreseimiento (posteriormente revocado) de la causa abierta en la
Audiencia Provincial de Madrid en relación con la trama "Gürtel", el
ciudadano Mariano Rajoy nos debe a los españoles algo más que una
explicación.
Nos debe la verdad. Una explicación veraz de sus relaciones
pasadas y recientes con Bárcenas; una explicación capaz de despejar las
muchas dudas que se ciernen sobre el conocimiento real que tenía acerca
de las andanzas -de momento presuntamente delictivas- del hombre al que
nombró tesorero del partido. Son muchos los cabos sueltos de esta madeja
de corrupción y posibles cohechos que nadie en su sano uso de la lógica
despacharía como un historia urdida por la oposición para desacreditar
al PP. Lo ha pretendido hacer, coronando la cima del ridículo el
portavoz Carlos Floriano. Pese al patético papel de algunos medios de
comunicación que justifican el silencio de Mariano Rajoy- olvidan que la
transparencia de los asuntos públicos es la base y garantía del sistema
democrático-, el Presidente del Gobierno debe someterse al escrutinio
de una rueda de prensa abierta. Plantear esta cuestión no es el
resultado de una preocupación gremial guiada por el interés periodístico
del caso. No es eso.
Es una cuestión de dignidad. Lo que está entredicho es palabra del
Presidente. Los ciudadanos tenemos derecho a saber sí estaba o no al
tanto de los trapicheos y negocios suizos Bárcenas.
Los mensajes cruzados entre ambos describen un universo de
proximidad, una relación personal estrecha. Aún después de que tras la
indagatoria judicial trascendiera que el antiguo tesorero del partido
mantenía cuentas cifradas en Suiza (cuentas opacas al Fisco español),
Bárcenas -sms mediante- mantenía un fluido intercambio de mensajes con
el ciudadano Mariano Rajoy, correspondencia cibernética que sólo se
explica en el hecho de que fue Rajoy quien le nombró tesorero del
PP haciéndole, de paso, depositario de los secretos financieros del
partido. El análisis de los correos cruzados describe algo más que un
simple cruce de mensajes con el ex tesorero y su mujer. Son peticiones
de auxilio de un amigo a otro. "Yo estaré ahí siempre. Al final la vida
es resistir y que alguien te ayude". El emplazamiento era claro: que
negará los sobresuelos y la contabilidad B. La urgencia de Bárcenas
todavía era más evidente: que moviera los hilos para cambiar al fiscal
cuyo aliento ya estaba notando en el cogote. Admito que el contenido de
los ya famosos SMS admiten otras interpretaciones, pero todas pasan por
una rueda de prensa. Que hable, pues, el Presidente antes de que la cosa
se complique aún más y de indagar el origen de los dineros de Bárcenas
el juez pase a interesarse por la financiación paralela del PP.