Quienes pensaron que la
estancia de
Luis Bárcenas en la cárcel de Soto del Real iba a prolongarse
apenas unos pocos días, se equivocaron: el ex tesorero del PP sigue, desde la
prisión, pesando en los titulares. Los reportajes sobre su estancia en la cárcel
-lo que come, quién es su compañero de celda, lo bien que ha sido acogido
por los otros reclusos-menudean. Y ahora van saliendo a la luz algunos
fragmentos de sus conversaciones, cuando estaba en libertad, con ciertos
periodistas y con personas del mundo jurídico. El mensaje clave es siempre el
mismo: hay muchísimo más de lo que aparece en los 'papeles' ya
publicados. Luis Bárcenas sigue siendo, para el PP, y no solo para el PP -se
habla de 'sobresueldos' a personas que no eran militantes--, más
peligroso que un mono con una caja de bombas.
Se equivoca, me parece,
Mariano Rajoy con su desprecio silente hacia Bárcenas, pensando que, como
tantos otros, este problema se pudrirá. No se pudrirá, porque Bárcenas, cuyo
carácter ya se sabe que no coincide precisamente con el de
San Francisco de
Asís, no quiere, a su vez, pudrirse entre barrotes, por muy bien que haya sido
recibido por sus compañeros de infortunio en Soto del Real. Sé que existe
inquietud entre algunos dirigentes del PP, en algún periodista que, según los
testimonios nunca entrecomillados de Bárcenas, también resultó beneficiado por
los 'sobres', y en más de un bufete de abogados. Incluso este
domingo, en la no tan concurrida clausura del curso de FAES, la expectación
estaba mucho más en lo que algún periódico recogía sobre Bárcenas que en
escrutar si
Aznar y
Rajoy se miraban con más o menos cariño, que es lo mismo de
todos los años.
La estrategia de Rajoy en lo
tocante a este cada día más oscuro 'affaire' es, pienso,
desacertada. La gente entendería, mal que bien, que el PP se haya financiado
más allá de lo legal, que se haya beneficiado de manera extraoficial a algunos
dirigentes y que se hayan cometido irregularidades que hace cinco años no
llamaban tanto la atención. Al fin y al cabo, véase en el otro lado del muro el
caso de los ERE andaluces, los desmanes han sido generalizados, la financiación
de todos los partidos, desde Naseiro al 'dinero Flick', pasando por
Filesa, Pallerols o cuantos más quiera usted aportar, ha sido cuando menos poco
legal, y repetir todos esos abusos ahora sería casi imposible, porque las
reglas del juego han cambiado. Negar la evidencia, desmentirlo todo, acusar a
los medios de comunicación de agitar las aguas -es su obligación
agitarlas-no lleva a parte alguna y agrava más aún todo el proceso.
¿Cuánto tiempo pasará
Bárcenas en esta prisión preventiva? Quién sabe. No podrá estar aislado mucho más,
y sospecho que van a empezar a surgir otras 'revelaciones'
conectadas con los tiempos de tesorero del hoy recluso. Y, para colmo, están lo
que llamaré 'conexiones paralelas': uno no puede dejar de
asombrarse ante la nota hecha pública por los hijos del también ex tesorero del
PP, y antes de AP,
Alvaro Lapuerta. En uno de los párrafos, y como sin darle
importancia, los hijos del antecesor de Bárcenas en Génova lamentan las "dos
extrañas caídas" del ya veterano Lapuerta ante su domicilio, que le han
dejado "impedido". ¿Qué significa todo esto? Especulaciones se
pueden hacer muchas, desde luego.
En todo caso, no puede, no
debe, Mariano Rajoy dejar pasar los días a la espera de que las benéficas
vacaciones de agosto lleven a los españoles al olvido, al que, por cierto, tan
proclive es nuestra opinión pública, siempre dispuesta a perdonar las
transgresiones. A este paso, el 'duro' Bárcenas, que presuntamente
tan mal uso hizo del dinero que llegaba a su caja fuerte, acabará siendo visto
como una víctima del sistema y de su propio partido. Y eso sí que no habría de
ocurrir, faltaría más.
>>
El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>