Hacienda, la chapuza y las cloacas
martes 18 de junio de 2013, 17:06h
Es una historia de opereta, un enredo que
debe ser aclarado con urgencia para dejar claro que este no es el país
de la chapuza ¿o sí?. Ahora la Agencia Tributaria -el gran hermano que
todo lo ve y todo lo controla-, admite sin más, que no comprobó el
informe remitido la semana pasada al juez Castro, en el que constaba la
venta de 13 propiedades inmobiliarias por parte de la Infanta Cristina.
La Agencia sostiene que se limitó a enviar al juzgado de Palma los datos
suministrados por terceros, es decir por notarios y registradores de la
propiedad, sin entrar a valorar su veracidad. Y yo ,simplemente, no me
lo creo.
Lógicamente al juez le ha faltado el tiempo para pedir a los
registros de Almagro, Alicante y Barcelona que aclaren si la Infanta
vendió 13 fincas por valor de 1,4 millones de euros, cosa que la Casa
Real niega rotundamente. Entonces, ¿quien miente aquí? ¿quien es la mano
negra que ha urdido este asunto? ¿la intención de esta maniobra era
beneficiar o perjudicar a la hija del Rey? Hay demasiadas preguntas sin
respuestas en todo este tema y resulta especialmente llamativo que estas
propiedades no hayan aparecido ni hubiera rastro de ellas ni en la
investigación patrimonial de la policía judicial, ni en la que la
fiscalía anticorrupción ha realizado de la trama NOOS.
Es sencillamente increíble que se hablé de errores de
terceros, porque no se van a equivocar en los datos enviados a Hacienda
los registradores de localidades tan distintas y además, de haber sido
ciertas esas operaciones, hubieran dejado huella en la propia Agencia
Tributaria porque los vendedores tienen que pagar, obligadamente, el
Impuesto de Transmisiones Patrimoniales. Por imaginar una teoría sin
ninguna base real de momento, uno puede pensar que alguien ha querido
dar a entender que el dinero de la Infanta es completamente limpio y
legal y ¡qué mejor! que inventarse la existencia de ventas patrimoniales
en lugares muy distantes por si cuela, aunque resulte burdo y absurdo.
Incluso se puede ver al revés, que alguien, intencionadamente, ha
planificado esta gran chapuza para poner a todos en evidencia y que se
vea claramente las debilidades de un sistema que hace aguas por todos
lados empezando por la temida Hacienda.
A estas alturas pretender poner puertas al campo judicial del caso
Noos es absurdo porque la batalla esta completamente perdida ante la
opinión pública. Claro que Urdangarin, la Infanta y cualquier ciudadano
en este país tiene derecho a preservar la presunción de inocencia pero
cuantos más datos sabemos de los "negocietes" del yerno del Rey
amparándose en quien era, peor pinta tiene el asunto. Por eso lo que
faltaba, por si fuera poco, es que se intente engañar al juez
suministrándole informaciones falsas.
Sea como fuere el escándalo organizado es monumental hasta el
punto de que el pasado viernes casi a media noche, la Casa del Rey tuvo
que salir a desmedir que la Infanta haya sido propietaria de esas 13
fincas diseminadas por toda España, a cuyos propietarios legítimos,
lógicamente, se les han puesto los pelos como escarpias. Incluso hay
quien no descarta, yendo a una teoría más elaborada, que todo esto puede
ser una operación de las cloacas del Estado para intoxicar y que
parezca que toda la instrucción es mentira y finalmente las pruebas sean
inconsistentes desde el punto de vista penal.
De una forma u otra el ministro Cristóbal Montoro está obligado a
dar explicaciones y no puede escudarse en que carece de información de
lo que hacen los técnicos. Si Hacienda no se molesta en comprobar si los
datos que suministra a los jueces son ciertos o no ¡apañados vamos! y
si todos los asuntos se manejan con tal nivel de incompetencia hay que
echarse a temblar. A ver si va a resultar que la Agencia Tributaria sólo
es diligente para perseguir a los débiles y mientras al común de los
mortales nos tienen machacados a impuestos los poderosos por una u otra
razón se van de rositas. ¿Cómo nos van a pedir luego confianza si
Hacienda es evidente que no somos todos?