jueves 13 de junio de 2013, 16:36h
No sé qué más les pueden hacer a los griegos.
La última vuelta de tuerca ha consistido en cerrar la televisión pública
con la excusa de que es demasiado cara y tiene demasiados trabajadores.
Desde Bruselas, los portavoces de la Comisión ponen cara de
inocentes para decir que ellos nada tienen que ver con la decisión del
Gobierno griego. Pero la verdad no es otra que las autoridades de la UE
continúan exigiendo recortes y sacrificios a un país al que han
humillado y hundido en la más absoluta miseria sin que a ninguno de los
euroburócratas les importe ni poco, ni mucho, ni nada el sufrimiento de
la gente común. Los euroburócratas no son gente común, y mucho menos los
jefes de la Comisión. Ellos viven de nuestros impuestos, cobran sueldos
sustanciosos y tienen todo tipo de prebendas y les parece normal que
así sea, pero eso sí, muestran una dureza tremenda a la hora de imponer
austeridad al resto de los mortales.
En realidad, Europa está en venta. Nos están desmantelando el
Estado del bienestar por etapas, un día la sanidad, otro la educación,
ahora le toca el turno a las televisiones públicas. Cualquier día desde
Bruselas recomendarán privatizar el Partenon. Incluso no me extrañaría
que aconsejaran derribarlo habida cuenta que desde la Acrópolis se
tienen las mejores vistas de la ciudad y por tanto es un terreno fácil
para especular.
El cierre de la televisión pública griega es un golpe a la
libertad y a la democracia. Los medios públicos de comunicación deben de
ser la garantía de que los ciudadanos reciben una información objetiva y
veraz precisamente porque estos medios no están comprometidos con
intereses que no sean los generales. Sin medios públicos de comunicación
la libertad de expresión se queda menguada.
Ya verán como dentro de no mucho lo que hoy son los medios de la
televisión pública griega se terminan privatizando. Alguien hará negocio
sobre las ruinas de la libertad de expresión.
Los que creemos en lo "público", no nos podemos llevar a engaños:
Europa está sufriendo una embestida insoportable para que no queden
siquiera rescoldos del Estado del bienestar. La sanidad, la educación,
el derecho a la información, etc, están dejando de ser servicios
públicos para convertirse en simples negocios.
Lo insoportable es que los mismos que se echan las manos a la
cabeza diciendo que hay una ola creciente de antieuropeísmo son los
mismos que están desmantelando lo mejor de Europa, los que están
despojando de su alma al Viejo Continente.
No, ésta no es la Europa en la que hemos vivido y hemos soñado,
esto es otra cosa. Y eso si, pongámonos en lo peor, ya verán como un día
de éstos empiezan a alzarse voces diciendo que en nuestro país gastamos
mucho en televisiones públicas y que es hora de recortar y cerrar.
Nunca como en estos momentos se hace realidad aquel refrán de
cuando veas las barbas de tú vecino mojar pon las tuyas a remojar. Pues
eso, pongámonos en lo peor.