Griñán, demagogo en bárbara
lunes 03 de junio de 2013, 10:31h
Sé positivamente que a los políticos se les suelta la lengua en los
mítines y dicen cosas que, en realidad, no piensan. O si las piensan no
suelen airearlas por aquello de que son políticamente incorrectas. Le
acaba de pasar al presidente de la Junta y secretario general del PSOE
andaluz, Pepe Griñán, en un acto de la Fiesta de la Rosa
celebrado en mi provincia natal, Jaén, feudo, como se sabe, de uno de
sus más íntimos enemigos, Gaspar Zarrías, y en presencia de su todavía jefe del filas, Alfredo Pérez Rubalcaba.
"Andalucía es de izquierdas porque es más sabia que otros sitios y
conoce de verdad lo que es la derecha incluso antes de que gobernara",
ha afirmado Griñán. Los tontos no votan al PSOE. Siguiendo el silogismo
en bárbara, la conclusión es clara. Ergo, los otros sitios donde han
votado al PP, son tontos o, al menos, menos sabios que los andaluces.
Una forma cualquiera de llamar tontos a todos los españoles que no han
votado al PSOE, que sólo en Andalucía, han sido bastantes más que los
listos que lo han votado.
Uno que pensaba que el culto Pepe era
como los siete sabios de Grecia y que era contrario a esgrimir
demagógicos sofismas, comprueba que en todas partes cuecen habas y en
los mítines del partido se dicen tonterías que pueden hacer sonrojar a
cualquiera. Porque, claro, utilizando ese mismo silogismo en bárbara se
le puede dar la vuelta a la tortilla y ser tan demagogo como él. Si
afirmamos que la gran mayoría de los españoles votó al PP en las
elecciones municipales, generales y autonómicas. y añadimos que la
mayoría siempre tiene razón, la conclusión es que la razón está con el
respaldo al PP. No hay que ser demasiado inteligente para comprobar que
ni uno ni otro silogismo son en realidad veraces porque los votantes, ya
sean andaluces, gallegos, catalanes, valencianos o extremeños se
equivocan o se dejan manipular en la mayoría de las ocasiones que
acuden a las urnas. Así que más le vale a Pepe Griñán, "El sabio
de San Telmo", que se dedique a gobernar Andalucía, que es por lo que se
le paga y deje a un lado disquisiciones filosóficas por muchos aplausos
que levanten en la grada jiennense.
Al margen de la histórica
frase de Griñán en Jaén que no pasará a los anales de la política
nacional, esta semana volvemos, de nuevo y por enésima ocasión, al
turbio asunto de los EREs fraudulentos de la Junta. Lo siento por alguno
de mis lectores que afirman que tengo fijación con el tema, pero es que
no hay día en que no se descubra un nuevo pastel de cientos de millones
de dinero público que la Administración andaluza ha desviado con fines
espúreos. Ahora se ha descubierto una nueva partida, distinta al ya
conocido "fondo de reptiles" de Guerrero de donde se han sacado otra
veintena de millones más para pagar EREs a empresas de la cuerda. Esto
es el cuento de nunca acabar.
No me extraña que la jueza Mercedes Alaya vaya
tan lenta en su investigación. Si cada papel de la Junta que levanta le
supone abrir una nueva línea sumarial, así no hay forma de verle el fin
a una instrucción que, además, sigue teniendo en contra a la
Administración por más que el PSOE "venda"· que fue la Junta quien
denunció la trama. Alaya le ha pedido reiteradamente al Gobierno andaluz
la lista completa de los "agraciados" con la lotería de los EREs que
figuraban en empresas en las que nunca había trabajado. Una lista que
cada vez se acerca más al centenar y que la Consejería de Empleo se
niega a facilitar. Eso sí, con los nuevas partidas descubiertas, cada
vez está más cerca la imputación del ex consejero y diputado José Antonio Viera y
por lo tanto, la posibilidad de que el caso pase al Tribunal Supremo
dada su condición de aforado. Es lo que el PSOE está deseando que ocurra
cuanto antes porque ya se ha podido comprobar como el presidente del
Alto Tribunal, Gonzalo Moliner, está decidido a que Alaya deje la
instrucción. Si eso ocurriera sería otro silogismo en bárbara. Los
casos de corrupción se atascan en el Tribunal Supremo. El Caso de los
EREs pasará al Supremo. Ergo, el Caso de los EREs quedará atascado en el
Supremo hasta que muchos de las acciones de los imputados hayan
prescrito. Y éste no sería un sofimas demagogo como el de Griñán, sino
un hecho desgraciadamente fehaciente. Es lo que hay.
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