lunes 27 de mayo de 2013, 17:13h
A la hora de escribir esta columnilla, deben
andar las damas y los varones autonómicos del PP por los postres, el
café y nada de puros
-ni siquiera Rajoy- para dar ejemplo. El problema es si, al final, ha
habido café para todos o unos se lo han tenido que beber más amargo que
otros. Me refiero, claro, a ese extraño invento que hemos dado en
llamar "déficit a la carta" y que es lo que pretendía explicar e imponer
a los suyos el presidente del Gobierno. Y por una vez no se trata de
defender intereses partidistas porque en la misma mesa se sientan juntos
y hasta revueltos los que han cumplido con el objetivo impuesto y los
que se han pasado uno, dos y hasta tres pueblos. Entre los últimos
destacan tres autonomías "peperas": Valencia, Baleares y Murcia que,
naturalmente junto a Cataluña, han sobrepasado ampliamente los límites
previstos.
¿Se pude denigrar sin más a los no cumplidores frente a los que
con sacrificios sí lo han logrado? Pues no sería del todo justo aunque
menos justo aun sería no reconocer y compensar de alguna forma a
aquellos que desde el principio se han empeñado pese a las críticas de
sus oposiciones en recortar y recortar hasta lograr al objetivo fijado.
Imagino que a estas alturas todo cuanto digo habrá sido ya resuelto y,
mal que bien, unos y otros habrán llegado al acuerdo que sea. Pero el
problema no va a acabar aquí ni ahora.
La gente entiende que cada hijo es como es y que uno está dotado
más para el estudio que para los deportes, el otro necesita tres horas
para resolver un problema pero seduce incluso al antipático vecino del
tercero, mientras la hija es capaz de pintar unos más que aceptables
retratos al óleo llenos de profundidad. ¿Podemos pedir a estos tres
hermanos que consigan las mismas y únicas metas? Ya sé que el ejemplo
tiene trampa, pero también es tramposo, por definición, un estado
federal o autonómico porque hay regiones mas ricas que otras lo mismo
que en la Unión Europea conviven Alemania, Chipre y el Reino Unido. Para
hacer frente a esa trampa que es la desigualdad y que ahora se llama
"asimetría", se inventaron sistemas correctores que tratan de hacer el
papel de vasos comunicantes entre unos y otros. ¿Y no es esto una cierta
"injusticia trasversal? Seguramente no.
Pero aquí hay varios factores que distorsionan esta visión
idílica; en primer lugar que ahorrar es mucho más desagradable que
gastar y exige pedir muchos sacrificios y ponerte en la picota de la
opinión publica y de la oposición; en segundo lugar que hay elecciones
autonómicas antes que generales y -nos guste o no- esos ajustes duros
los van a pagar, los primeros, quienes primero se presenten al examen,
es decir, los y las que vayan en las listas de cada autonomía; en tercer
lugar el problema -siempre el problema- de Cataluña como ejemplo tal
vez por su peso, por su presencia en los medios, por sus reclamaciones
soberanistas o por Messi, da igual. Pero aunque el déficit se les haya
disparado también a los valencianos, a los baleares y a los murcianos,
lo que cuenta aquí sobre todo es Cataluña porque algunos de sus
políticos nacionalistas juegan al eterno enfrentamiento y a la
descalificación del contrario. Y cabrean, claro, cabrean en Andalucía o
en Extremadura por unas cosas y en Madrid por otras.
Lo que resulta curioso es que a estas alturas no tengamos claro
cual es la verdadera situación en Cataluña; aquí cada cual te cuenta su
película según le conviene y mientras para los nacionalistas su
autonomía es la que más da al resto de España y la que menos recibe,
para otros expertos esto no deja de ser una falacia y un dato en
absoluto riguroso. Y esta discusión viene de antiguo y se dispara en
momentos puntuales políticos o económicos.
En definitiva: aquí el ciudadano vive en una incertidumbre
permanente porque las instituciones nacionales e internacionales,
manejan cifras distintas y yo creo que nadie, a ciencia cierta, sabe
nada de nada: ¿pues no viene la troika esa y descubre tras hábiles
investigaciones que el crédito no fluye en España? Haber llamado por
teléfono a cualquiera de nosotros y se hubieran evitado el viaje. En
fin.