lunes 27 de mayo de 2013, 09:34h
No es lo mismo
oponerse que disentir. Con ocasión de una reciente entrevista con el
expresidente Aznar, un articulista, pretendidamente ingenioso, escribía que
Aznar había destronado a Rubalcaba como jefe de la oposición al disentir de
cómo el actual equipo de gobierno aplica el programa del Partido Popular.
Oposición es actuar contra una tendencia política para desplazarla del poder y
sustituirla por otra tendencia con un proyecto radicalmente distinto. La oposición
está contra la orientación general del gobierno en todos los campos, sea una
reforma de la educación, de la ley del aborto o de la política territorial, y
no se conforma con crisis ministeriales sino que pretende promover resultados
electorales distintos que den paso a otra mayoría parlamentaria en que apoyar
una situación contraria a la existente. No pretende mejorar la situación, sino
establecer otra.
La disensión
expresa un descontento o desavenencia interna entre personas emanadas de la
misma base electoral que juzgan conveniente mejorar o regenerar la gestión del
colectivo de que forman parte y desde el mismo sector sociológico. La disensión
es un síntoma de vitalidad de una fuerza cuya lealtad consigo misma no consiste
en identificarse a tumba abierta con un equipo o con un gestor coyuntural, sino
tener influencia suficiente para cambiar, cuando las circunstancias lo
aconsejen, en beneficio del prestigio o del futuro de su opción política. Es la
facultad de un partido para controlar su triunfo electoral que es fruto del
esfuerzo de millones de votantes y no patrimonio de una persona o un grupo de
ejecutivos seleccionado por ella.
La capacidad
de disensión y de relevo dentro de la misma mayoría es lo que le da la deseable
estabilidad y dinamismo. Una mayoría política incapaz de corregirse, reforzarse
o recuperarse del desgaste de una gestión discutible, es una mayoría estática
y, por consecuencia, descendente en la opinión general. En nuestros días, los
grandes partidos parecen organizaciones excesivamente estáticas y subordinadas
al poder interno de sus aparatos burocráticos a la vez que despreocupadas de su
relación de confianza con las bases electorales.
La capacidad
de disenso es muy importante en la actualidad política, en la que la oposición no
se presenta como alternativa a plazo previsible. La oposición, incoherente y
falta de liderazgo, no puede esperar volver al poder si no fuese por el
agotamiento del partido mayoritario. Aún así, no puede ni soñar con una mayoría
absoluta y solo puede imaginarse en el poder con coaliciones tóxicas con
minorías de dudosa ortodoxia constitucional o de izquierdismo exacerbado y
desfasado. Por ello, la mayoría predominante en nuestros días, con un sustento
parlamentario de dos años y medio y con un horizonte de posible continuidad, a
poco que consiga una situación socioeconómica más confortable para sus
potenciales votantes, no puede resignarse a la desconfianza y la impopularidad
como si fuesen enfermedades incurables. Tiene que ser, a la vez, gobierno y
alternativa o poder y oposición de si misma. El partido gobernante,
precisamente por el hecho de serlo, no puede circular imprudentemente, sin
capacidad de corrección, como un coche sin rueda de repuesto.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
|
elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
|