La Ley de Transparencia, que entró en el Congreso hace ocho meses, va a
arrancar su tramitación parlamentaria con idea de presentar enmiendas la
próxima semana y celebrar el primer debate en sesión plenaria el
próximo día 30 de mayo, según han acordado los grupos parlamentarios
reunidos este jueves con el Gobierno.
El Ejecutivo ha prometido flexibilidad para adaptar su proyecto
inicial a las demandas que los grupos parlamentarios y los expertos han
venido lanzando en estos meses, como la inclusión de la Casa del Rey y
de aquellas entidades privadas que, como partidos, sindicatos y
organizaciones empresariales, se financian "sustancialmente" con dinero
público. No obstante, se mantienen las posiciones distantes en temas
como la independencia de la futura agencia estatal que vigilará la
aplicación de la ley y en las medidas de 'Buen Gobierno'.
El calendario que se baraja arrancaría con la presentación de las
enmiendas de totalidad contra el proyecto del Gobierno, el próximo
martes día 21, y el debate de las mismas en el Pleno del día 30,
posiblemente con la vicepresidenta
Soraya Sáenz de Santamaría
defendiendo el texto del Ejecutivo.
En estas semanas se pretende encajar también las últimas
comparecencias de expertos, en este caso de los representantes de los
sindicatos y de las organizaciones empresariales. Después se presentarán
enmiendas parciales, previsiblemente el 11 de junio, y a partir de ahí
reuniones de ponencia y en la Comisión Constitucional para buscar
acuerdos en la redacción de un texto legislativo, basado en el proyecto
inicial del Ejecutivo pero actualizado con las aportaciones de los
grupos parlamentarios.
Los 'populares' han aceptado la petición de los grupos de que haya
un debate en el Pleno antes de remitir la norma al Senado,
probablemente en julio. La tramitación parlamentaria se completará en la
Cámara Alta a la vuelta del verano y estará definitivamente terminada
antes de final de año. No obstante, según prevé el proyecto, las medidas
sobre transparencia no entrarán en vigor hasta un año después de su
publicación en el Boletín Oficial del Estado.
¿Cómo afectará a la Casa del Rey?
En la reunión, organizada por el secretario de Estado de
Relaciones con las Cortes,
José Luis Ayllón, y a la que faltó UPyD, se
habló del ámbito de aplicación de la ley, habida cuenta de que el texto
original se limitaba a las Administraciones Públicas y en estos meses se
ha gestado una unanimidad para que afecte también a la Corona, los
partidos políticos, los sindicatos y las organizaciones empresariales, y
todas aquellas entidades privadas que se nutran "sustancialmente" de
financiación pública.
Respecto a la inclusión de Casa del Rey, la institución se
mencionará en el artículo 2, junto con las Cortes, órganos judiciales y
el Defensor del Pueblo, entre otras, aunque en la reunión no se han
cerrado más detalles. Según ha subrayado
Esteban González Pons, que
encabezó la delegación del PP, la Jefatura del Estado "va a ser una
institución transparente, en igualdad de condiciones que el resto"
porque "no va a haber en la ley ninguna excepción referida" a ella.
Pero la Constitución establece que el Rey distribuye su
presupuesto libremente, sin que deba dar cuenta de ello. Desde el PSOE
entienden que la ley no puede cambiar la Carta Magna, pero también
sostienen que no debería haber "restricciones específicas". Según la
socialista
Meritxell Batet, la cuestión es cómo se interpretan los
límites, pero a su juicio la Casa del Rey debería ofrecer la misma
transparencia que el Congreso y mostrar lo que sus miembros ingresan, lo
que tienen y lo que gastan en su actividad pública.
Para
Jordi Jané, de CiU, "la Corona entra plenamente" en el
capítulo de instituciones sujetas a transparencia y espera que la ley
fije los detalles y que su mención en la ley no sea una mera "cortina de
humo".
También se ha confirmado el acuerdo para la inclusión de los
partidos, los sindicatos y las organizaciones empresariales, aunque aún
hay que determinar cómo afectará la norma a otras entidades como
organizaciones no gubernamentales o empresas que reciben fondos
públicos.
El PSOE quiere meter a la IglesiaLa idea es fijar una cantidad de fondos públicos, ya sea
mediante porcentaje, como defiende el Gobierno, o en cantidades
globales, una fórmula que baraja el PSOE. Pons habla de un "porcentaje
elevado de los presupuestos", mientras que el PSOE lo concreta en un 40%
del total o bien una cantidad neta anual (10 ó 20 millones de euros).
Por ahí es donde el PSOE quiere incluir a la Iglesia.
Ayllón da a entender que, aunque la ley no incluirá una lista
cerrada de entidades, la Iglesia podría verse concernida: "Si en alguna
de sus formas jurídicas recibe una parte de fundamental de sus
presupuestos del erario público, tiene que estar en la ley", ha
comentado.
Respecto al régimen sancionador, según ha explicado Pons, se va a
estudiar qué tipo de sanciones deben fijarse, tanto para las
administraciones públicas, lo que a priori resulta más fácil, como para
las entidades privadas, que entraña más dificultades. La ley ya incluye
algo en ese sentido y el Gobierno asegura no tener "ningún
inconveniente" en definirlo más.
Batet entiende que no tendría sentido que no hubiera sanciones
para una administración que no ponga a disposición de los ciudadanos la
información. El PSOE también quiere acotar los límites a la difusión de
información o al menos que las denegaciones de información también se
publiquen para poder ver cómo se aplica la ley: "Es la Transparencia de
la Transparencia" sostiene.
Por su parte, CiU quiere añadir otros asuntos como un mecanismo
para evaluar el cumplimiento de resoluciones parlamentarias, un
Inventario de bienes de la Administración General del Estado, y la
regulación de los 'lobbies' o grupos de influencia, un tema que el
Gobierno prefiere enmarcar en la reforma del Reglamento del Congreso que
está abierta.
La independencia de la agencia evaluadoraUno de los principales escollos entre el PSOE y el PP está en la
futura Agencia de Evaluación de la Transparencia, la entidad que tendrá
que fiscalizar si la administración cumple o no sus obligaciones. Para
los socialistas, debe reforzarse su independencia del Gobierno, con un
responsable nombrado por el Parlamento y un mandato más allá de la
legislatura (nueve años, por ejemplo).
"El Gobierno no parece en condiciones de garantizar esa
independencia que queremos --sostiene Batet--. Es el tema donde están
más reticentes, pero es una de las patas que nos parece que hay que
reforzar". También CiU ha demandando un "mayor consenso sobre la
independencia" de este órgano.
Ejecutivo y oposición chocan también en la segunda parte del
proyecto de ley, referido a las medidas de 'Buen Gobierno' que, entre
otras cosas habilitan al Ministerio de Hacienda para sancionar e incluso
cesar a responsables municipales por supuesta mala gestión, algo que
PSOE y los nacionalistas consideran contrario a la Constitución e
invasivo con las competencias locales y autonómicas.
En aras del consenso, el PSOE no se plantea una enmienda de
totalidad pero ya avisa de que, si no se tocan estos aspectos, no
apoyarán el texto. Tanto PNV como CiU amagan con presentarla por ese
título del 'Buen Gobierno'.
El secretario de Estado de Relaciones con las Cortes ve
"disposición" y "buena voluntad" para mejorar el proyecto que en su día
presentó el Gobierno y alcanzar un acuerdo para que aprobar una "ley de
todos y para todos". Según González Pons, se está "construyendo un
importante consenso" para sacar adelante una ley que sirva como un
instrumento eficaz contra la corrupción. "Un país transparente es casi
seguro un país sin corrupción", ha sentenciado.
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