jueves 02 de mayo de 2013, 10:21h
Ni Día del Trabajo ni leches, este año el Primero de mayo ha
sido el Día del Paro. De hecho, las manifestaciones programadas por los
sindicatos han sido escasamente seguidas. Aquí, en Sevilla, había convocadas
nada menos que tres y cuando confluyeron en la Puerta de Jerez se comprobó que
la convocatoria no había tenido demasiado eco. Y es que los sindicatos no se
quieren enterar de que los miles y miles de parados que pueblan nuestra
geografía no están por la labor de celebrar nada, que no está el horno para
muchos bolos, y mucho menos el Día del Trabajo. Así que a las manifas
habituales acudieron los de siempre, ya saben, los "liberados
sindicales" y sus familias portando las banderitas republicanas y las
rojas de Comisiones Obreras y UGT. Mucha consigna, muchos insultos al Gobierno
de Rajoy (no oí sin embargo ni uno sólo contra el Ejecutivo de Pepe
Griñán cuando hay más de millón y medio de parados en Andalucía,) muchos
cánticos y cohetes, tracas, bailes y tambores para animar a un cotarro cariacontecido
que se veía bastante desanimado. Mientras tanto, cientos de turistas
extranjeros contemplaban el espectáculo gratuito esperando que pasara la
marabunta para poder visitar la Giralda o el Alcázar. Vamos, como cualquier
otro día festivo pero con el tráfico colapsado en toda la ciudad por los cortes
que la Policía Municipal había realizado en las principales vías de acceso al
centro histórico. Y es que cada día acude menos gente a las llamadas de los
sindicatos entre otras cosas porque el personal está bastante harto de echarse
a la calle con las pancartas sin que nadie, ni el Gobierno ni la Junta, ni
socialistas ni populares les haga el menor caso.
Ha sido, desde luego, un Primero de Mayo bastante descafeinado, quizás porque
los ciudadanos cada vez confían menos en los sindicatos que dicen defenderlos
pero que, a la hora de la verdad, van a lo suyo, a trincar del presupuesto. Al
fin y al cabo su labor es defender los derechos de los trabajadores ante los
empresarios y, por desgracia, cada día que pasa son menos los trabajadores en
activo y menos las empresas y ya se sabe que los parados ni pagan cuotas
sindicales ni están por la labor de acatar las órdenes de los comités. Bastante
tienen con sobrevivir cada día y sacar adelante a sus familias mientras los
Pastrana o los Carbonero siguen viviendo divinamente de la sopa boba. Y es que
no corren buenos tiempos para los líderes sindicales. Uno, Manuel Pastrana,
porque se ha ido de la UGT con escándalo sobre dietas y ejecutando un ERE que
ha puesto de patitas en la calle a media plantilla del sindicato; el otro, Francisco
Carbonero, porque algún camarada dirigente de Comisiones Obreras se ha
visto salpicado por el escándalo de los EREs fraudulentos de la Junta. Vamos
que aquí hasta el más tonto hace relojes.
Avisan CC.OO. y UGT que el mes de junio van a calentar el ambiente en la calle
y que se están pensando convocar otra huelga general antes del verano. Yo que Cándido
Méndez o Fernández Toxo me andaría con cuidado no sea que la gente,
harta de coles, comience a echar cuentas y compruebe que aquí los únicos que
nunca pierden, pase lo que pase con la crisis, son los dirigentes sindicales.
Claro que a algunos, como por ejemplo al bipartito andaluz de Griñán y
Valderas, todas esta movida les viene ni que pintada para conseguir sus
objetivos que no son otros que hacer creer al personal que la culpa de todos
los males que nos están pasando la tiene el PP, cuando desde la Junta de
Andalucía nadie está moviendo ni un solo dedo por crear un puesto de trabajo. Eso
sí, Sánchez Gordillo y los suyos siguen con su revolución pendiente
pasándose a los tribunales por el arco del triunfo y ocupando fincas en Sevilla
y en Jaén como si estuvieran en pleno siglo XIX.
En el fondo este Primero de Mayo es más un largo "puente" para los
madrileños que comienzan a invadir media España y parte de Europa. De hecho, me
la he visto y me la he deseado para encontrar alguna plaza en hoteles de Roma a
donde me largo este fin de semana. Temo llegar a la ciudad eterna y encontrarme
con aluviones de grupos de españoles dando voces y haciendo el indio por el
Foro, por la Fontana de Trevi o por el Panteón. Ya les contaré.