La austeridad no es la solución
domingo 28 de abril de 2013, 12:48h
A pocos ha dejado satisfechos
el paquete de medidas económicas aprobado el viernes por el Gobierno de Rajoy,
y anunciado por Montoro y De Guindos. ¿Con eso se deberá llegar a las
elecciones de 2015?
El paquete de medidas del
Gobierno
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El País: La UE
inicia con España la nueva etapa para moderar la austeridad. Bruselas vira hacia una flexibilidad en el
déficit a cambio de un mayor énfasis con
las reformas. Francia e Italia apoyan el
giro. Los economistas Reinhart y Rogolf denuncian insultos y amenazas.
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El Mundo: Quo
vadis España. El diagnóstico económico. Clamor contra Rajoy por subir impuestos
sin reducir el Estado. David Taguas: Las subidas de impuestos se deben a la
incapacidad de controlar el tamaño del sector público. JR. Rallo: Como no
adelgazan un hipertrofiado sector público, reopta por empobrecer el sector
privado. Daniel Lacalle: Nos empecinamos en mantener una depredadora y enorme
estructura administrativa. Manuel Conthe: En el Gobierno no veo una política
ambiciosa de ajuste y racionalización del gasto público. Gay de Liébana: Esto
va a reventar. La subida de los impuestos es fatal para las empresas que están
peleando. Los veinte mil asesores intocables. Jaime Lamo: El Rey es el único
que puede pilotar otro cambio.
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ABC. Declara Luis
de Guindos: Nos podemos en lo peor para que las sorpresas sean positivas. El ministro de Economía asegura que en el
segundo semestre de 2014 habrá creación neta de empleo. Me veo acabando la
legislatura si me dejan. Cree que se creará empleo si se crece un 1 por 100
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La Vanguardia.
Alemania topa en España con los límites de la austeridad. El nuevo objetivo de
déficit acordado indica que la economía española y no da ya para más. La falta
de estímulos mantiene congelada la posibilidad de recuperación. Europa sufre el
calendario de Berlín. No habrá relajación antes de las elecciones alemanas de
septiembre -
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El Periódico:
Agobiados a los 50. Una generación amenazada por la crisis. «Con 56 años, un
contrato normal para mí es imposible», dice una trabajadora. Los trabajadores
de más edad temen ir al paro y ven lejos una jubilación digna
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La Razón: Rajoy
optó por el peor escenario para ablandar
la presión de Bruselas. El Gobierno
confía en mejorar las expectativas y recuperar apoyos de la ciudadanía.
Preocupa el ritmo de las reformas y surgen interrogantes sobre el predicamento de Montoro. Amplia
encuesta de "la España real"
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La Voz de Galicia:
Grandes oasis gallegos en medio de la crisis. Más de una decena de empresas
burlan el desastre económico gracias a la innovación, la presencia exterior y
su escasa deuda. De Guindos dice que España creará empleo a partir del segundo
semestre del año que viene.Mantiene que la realidad será mejor que las
previsiones presentadas hace dos días por el Gobierno
Materias políticas
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Editorial de El
País, retroceso intolerable. No hay razones para cambiar la ley vigente
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Declara Gallardón:
Me identifico con que desaparezca el supuesto de malformación -El País
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Foto: Radiografía
de desahucios: sólo el 2 por 100 de quienes piden suspender un desahucio lo
consiguen -El País
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Griñán bloquea la
situación en el PSOE con críticas a los aspirantes a primarias
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La hija de Isaías
Carrasco a Eguiguren: Otros dieron su
vida sin premios. La comisión entre la hija de Otegi y la del presidente del
PSE indigna a la familia del socialista
asesinado -ABC
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Declara Emiliano
García Page, alcalde de Toledo: El PSOE
habla hoy del duelo entre dos vascos, pero pronto se hablará demás gente. El
adversario político es el PP y el sparring no debe ser la Iglesia -La Razón
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El huevo de la
serpiente. El asedio de la ultraizquierda
al Congreso, contado desde dentro. Pese al fracaso de los violentos, la
Policía se mantiene alerta porque espera
un mayo caliente -La Gaceta
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Salvador Sostres
sostiene: El Rey no debe abdicar por sentido del deber -La Gaceta
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Gobierno en Italia
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El progresista
Letta forma un Gobierno de coalición en Italia. Berlusconi y Monti apoyan el
Ejecutivo -El País
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El izquierdista
Letta gobernará en Italia de la mano del
delfín de Berlusconi -El Mundo
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Italia forma
Gobierno de gran coalición -ABC
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Letta incluye al
segundo de Berlusconi en el Gobierno de Italia. Bonnino, a
Exteriores -El Periódico
También de fuera
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Catar, la
diplomacia del balón. El país más rico del mundo gana influencia a través del
depòrte -El País
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La austeridad no es la
fórmula, señala El País
Hacer
política es contar historias. No se transforma un país, y mucho menos un
continente, sin una historia convincente. Ayudada por la presión de los
mercados, Angela Merkel manda en Europa desde hace tres años con un relato que
achaca la crisis del euro a la irresponsabilidad fiscal de un puñado de países.
La austeridad, según la canciller, iba a redimir a Europa con el sello del
imponente liderazgo de Berlín; había sesudas evidencias científicas tras esa
tesis (Alesina, Rogoff y demás). Pero la historia, ay, no era del todo
auténtica. Ni siquiera los modelos económicos eran intachables. El falso relato
-el Gran Engaño,
dice Krugman- solo se sostenía en el caso de Grecia, y al final la
sobredosis de recortes se ha topado con la cruda realidad: una recesión general
y una depresión en el Sur, con tasas de paro y deudas públicas que engordan
como esos personajes de Botero. La crisis existencial del euro ha desaparecido
(con la ayuda del BCE) y algunos de los desequilibrios se han mitigado, pero la
cura no ha traído ni el crecimiento ni la confianza prometidos. El continente,
en fin, necesita una nueva historia: la austeridad ha pasado de moda. Y el primer capítulo es España: la UE ha iniciado mirando
a Madrid un viraje que refleja tanto las dudas de los líderes como la marea de
indignación en los países más golpeados.
La fatiga tras sucesivas dosis de
austeridad amenaza con instaurar un debate corrosivo entre los países
periféricos, que no ven la salida del túnel pese a los esfuerzos, y Berlín y
compañía, siempre recelosos de que el Sur aproveche la menor oportunidad para
no hacer los deberes. Consciente de que esas grietas son peligrosas, Bruselas
ha abierto con España, Portugal y Francia una nueva fase. Está por ver aún si
ese viraje es real o solo retórico. Pero de momentoBruselas dejará
de mirar con lupa las cifras de déficit y pondrá todo el énfasis en las
reformas: se trata de suavizar la austeridad, algo que según los
críticos con la Comisión (que son legión) no es más que una nueva chaqueta para
la misma camisa de fuerza. Pero atención: Berlín ni siquiera quiere cambiar de
chaqueta; apenas cree que hay que llevarla al tinte. "Yo lo llamo ahorrar,
equilibrar el presupuesto. Los demás usan el término austeridad, que suena como
algo verdaderamente malo", decía esta semana Merkel tratando de encontrar
nuevas palabras para mantener invariable el discurso ante el riesgo que eso
supondría en su carrera por el poder. "Recesión y austeridad no tienen
relación", aventuró su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, convertido en
guardián de las esencias alemanas. Y sin embargo algo se mueve en Europa. "La
realidad empuja a la UE hacia un nuevo enfoque menos obsesionado con la
austeridad: eso es muy positivo", resume desde Princeton Ashoka Mody, ex alto
funcionario del FMI.
Los primeros coletazos de ese supuesto giro ya están ahí.
"España y otros casos flagrantes demuestran que ha llegado el momento de
repensar la estrategia. Aunque el giro no se verá con claridad hasta que pasen
las elecciones alemanas", admite una fuente europea. ¿Bastará con ese margen
para España, Portugal y Francia y el nuevo mantra de las reformas? La media
docena de fuentes consultadas apuntan que eso compra algo más
de tiempo. Pero añaden que, junto con esa relajación, hacen falta
estímulos allá donde puedan hacerse y políticas europeas, hasta ahora
desaparecidas. Y ahí, de nuevo, hay que mirar hacia Alemania. Berlín permite
levantar uno de los dos pies que apretaban a fondo el pedal del freno, pero a
cuatro meses de sus elecciones Merkel no quiere ir más allá: "Su opinión
pública no está preparada para nada más, y además a Alemania le ha ido bien
así", indican fuentes diplomáticas. Y sin embargo la
marea no deja de subir. El presidente de la Comisión, José Manuel Barroso,
advierte ahora de que la austeridad está rozando sus propios límites. El nuevo
primer ministro italiano, Enrico Letta, se ha estrenado con un llamamiento a
relajar la política de recortes si Europa no quiere "perder toda su
credibilidad". El presidente del mayor fondo de renta fija del mundo, Bill
Gross, reclama a Europa que gaste para volver a crecer. Pero la prueba del
algodón de que hay algo parecido a un cambio de tono en Europa son las palabras
del siempre timorato Pierre Moscovici, ministro de Finanzas francés: "Alemania
defiende sus posiciones más tradicionales, pero el clima dominante en la
comunidad internacional está muy claramente orientado hacia el crecimiento. El
rigor presupuestario no debe ser abandonado, pero la austeridad por sí sola no
es la solución".
Un duro documento interno del Partido Socialista francés llama
al presidente François Hollande a combatir el "egoísmo intransigente" de
Merkel. Y ese es el estado de ánimo de buena parte de la política europea, que
sigue tratando de zafarse de una narrativa ineficaz tras varios años de rigor y
más rigor, camino del rigor mortis. Nadie en Bruselas, ni mucho menos en
Berlín, entona en público un mea culpa. Y aun así los primeros signos del
viraje "reflejan que algunos empiezan a tener serias dudas sobre los efectos de
sus políticas", indica una alta fuente europea. Fuera de las instituciones los
expertos hablan más claro. Barry Eichengreen, quizá el mejor conocedor de Europa
entre los economistas estadounidenses, es tajante: "Hay políticos en Bruselas y
Berlín que entienden las consecuencias de que la gente esté perdiendo la
paciencia. Europa lleva mucho tiempo con el cuento de que la recuperación está
a la vuelta de la esquina, de que son todos los demás bloques económicos del
mundo quienes están equivocados. Ahora por fin se decide a levantar el pie con
la austeridad. ¿Irá más allá? ¿Hará algo más el BCE? Es imprescindible".
"Bruselas y Fráncfort han despertado; Berlín lo hará en otoño. Es triste que
hayan tardado tanto", añade. Charles Wyplosz, del
Graduate Institute, acusa a la Comisión de hacer lo de siempre: "Demasiado
tarde, demasiado poco". Y recomienda a países como España "congelar sus
déficits estructurales con políticas fiscales neutrales y esperar a que Merkel
reconozca que su estrategia ha fracasado, algo que no hará al menos hasta las
elecciones, quizá nunca". El auge de partidos populistas, y sobre todo una
posible recesión en Alemania "serían un caramelo envenenado, pero podrían
funcionar como detonante definitivo para un cambio real", advierte Wyplosz. En
Bruselas, los think tanks más influyentes dan por hecho que el
viento ha cambiado. "El debate ha experimentado un giro gradual", que favorece
a España, indica Guntram Wolf, de Bruegel. Daniel Gros, del CEPS, explica que
en este momento ya es más importante la corrección del desequilibrio comercial
que la reducción del déficit. "España se ha movido rápidamente hacia un
superávit comercial: los mercados lo han entendido y se han relajado, y eso
dificulta la presión de Bruselas. O sea que el énfasis en la austeridad no
tiene más remedio que cambiar", apunta Gros.
Cuando estalló la crisis, incluso
los más liberales se volvieron keynesianos. Salvaron a la banca, pusieron en
marcha fuertes estímulos, hicieron lo que fuera por evitar una depresión.
Después, Europa se asustó y repitió el error de Roosvelt en 1937, el de Japón
en 1997: retirar estímulos precipitadamente provocó la dolorosa recaída actual.
Pero el péndulo vuelve a girar al compás de la historia: ninguna gran economía
ha conseguido nunca salir de una gran crisis al tiempo que imponía austeridad a
ultranza. "Es un acto criminal ignorar deliberadamente las lecciones del pasado
con lamentables perogrulladas sobre la responsabilidad fiscal", dice el
neokeynesiano Joseph Stiglitz en su último libro. "Europa tiene que hacer más",
subrayan los editoriales de la prensa liberal anglosajona en los últimos días,
que invitan así a encontrar una nueva historia a la que aferrarse. Nada fácil.
En El Mundo,
observa Lucía Méndez que a Rajoy le asusta más la prima de riesgo que los
parados.
Hay que reconocer
que Mariano Rajoy es un hombre de acero. Impasible
a las emergencias nacionales. Tan
seguro de sí mismo que no pierde los nervios ni ante la amenaza de secesión de
un territorio ni ante más de seis millones de parados. Hay que
tener la autoestima por las nubes para recibir la pavorosa noticia de los seis
millones doscientos mil parados y no llamar de forma inmediata a la ministra de
Empleo para ordenarle que se pusiera a llorar o a pedir disculpas ante los
españoles. Muy seguro, muy desolado, muy noqueado o muy confundido tiene que
estar el Gobierno para no hacer una valoración política el día que se conoce la
EPA más brutal de la historia.
Puede que a estas alturas a Mariano
Rajoy ya no le espante nada porque el año pasado se vio las caras con
el mismísimo diablo y acabó por cansarle hasta que se retiró. Le daba mucho más
miedo la prima de riesgo que el paro y los mercados infinitamente más que Luis
Bárcenas. Su ex tesorero es, de momento, menos peligroso que los hedge funds
que ponían la prima el año pasado a 600 puntos. No es nada raro. Él quiere
acabar la legislatura. La
prima de riesgo podía haberle desalojado de La Moncloa y los parados no pueden.
Levantarse todos los días pensando en la evolución de la prima. Eso sí
que era angustioso. Lo de ahora no tiene ni punto de comparación. Con un PSOE
en el 9% de intención directa de voto en los sondeos, un PP que aprendió
disciplina con Aznar -nada menos-, y los cuatro gatos que pretendieron esta
semana tomar el Congreso con un petardo de los que tiran los niños en
Nochevieja, Rajoy puede estar tranquilo. El
estallido social del que hablan los analistas y que temen algunos dirigentes de
su partido no le quita el sueño porque no lo ve. La troika sí estaba
en disposición de arrebatarle el puesto y acabar con la legislatura. Los
manifestantes y los parados no. La plataforma antidesahucios, Ada Colau, Jorge
Vestrynge, Joan Baldoví y los periodistas que le critican ya pueden
desgañitarse.
Él tiene más resistencia que todos ellos. Los escraches no dejan
de ser un divertimento destinado a que María Dolores de Cospedal salga por
televisión hablando de "nazismo puro". E incluso le vienen bien
porque puede presentar a los que protestan como una minoría violenta y radical
que quiere destruir el sistema. El 26 de abril marcó un antes y un después en su
legislatura. Rajoy dejará
más parados que los que a él le dejó Zapatero. Una hecatombe en términos
políticos para cualquiera. Un
incidente en el camino para Mariano Rajoy. La comparecencia en el Congreso
puede esperar quince días o dos meses si fuera necesario. ¿Y ahora qué? Tendrá
que cambiar su discurso. Tendrá que hacer algo. Ningún Gobierno puede aguantar
esas cifras de paro. ¿Ninguno? Sí, el que preside Mariano Rajoy en una esquina
de Europa. Él seguirá gobernando como entiende que hay que gobernar. Cualquier cosa antes de
inmutarse.