Había expectación para ver a Johnny Winter este viernes en
la Sala Arena, o Marco Aldany que me parece que es su nombre actual. El albino
más famoso del rock es una leyenda viva del blues-rock, un guitarrista
increíble que a finales de los años sesenta y principios de los setenta entregó
varios discos señeros del género. Luego vinieron los problemas con las drogas y
los interminables problemas físicos, pero siempre había sido un respetado
músico de directo.
El concierto comenzó con su banda, guitarra, bajo y batería
demostrando que eran profesionales sólidos, aunque tampoco nada del otro mundo,
en esto del blues pasa un poco como con el flamenco, hay gente que lo tiene y
gente que no. ¿El qué? Pues eso que los gitanos llaman duende, los americanos
feeling y así.
Johnny Winter es uno de esos elegidos. O lo era. Porque la
versión 2013 de Winter es claramente de decadencia, sus problemas físicos
apenas le impiden tenerse en pie, la mayor parte del concierto toca sentado,
pero, lo que es más grave, también afectan a su digitalización y rapidez a la
hora de tocar la guitarra. A pesar de todo, a un 20% de su rendimiento, Johnny
lo tiene y su habilidoso compañero a las seis cuerdas no.
La cosa comenzó con el 'Johnny B. Goode' de su ídolo
Chuck
Berry. La versión palideció ante las de 'Second Winter' y 'Live Johnny Winter
And'. Aquello fue la tónica, un grandes éxitos de blues y rock, 'Good Morning
Little Schoolgirl', 'Got my mojo working', 'Bonnie Moronie', 'Jumpin´ Jack
Flash' o 'It´s all over now' se fueron sucediendo sin gracia y ensuciadas por
un sonido horrible en la sala. Encima el sonido de la guitarra de Winter estaba
enterrado entre el de los tres músicos y apenas se podía apreciar. Como hemos
dicho, tampoco es para tanto, ya que Winter está a un 20% de capacidad pero
habíamos ido a escuchar a Winter no a su banda. Para colmo su grandísima voz
tampoco es lo que era y el viejo gruñido de bluesman tejano también quedó
sepultado por el mal sonido y los acoples.
Así andaban las
cosas, cuando tras un primer parón apareció Johnny con su vieja Gibson Firebird
y el 'slide' en su mano izquierda. Un escalofrío recorre mi espalda y como por
arte de magia, el duende aparece con su intepretación del clásico de Elmore
James 'Dust my broom'. Ahí sí que se nota al guitarrista intuitivo, al as de
las seis cuerdas. Como colofón tocaron su versión más famosa, el 'Highway 61'
de
Dylan pero no les quedó también por tocarla a un tempo demasiado rápido, eso
sí, Winter siguió demostrando que con el 'slide' sigue siendo un maestro. Puede que lo que vimos sea la decadencia de una leyenda pero siempre podremos alardear de haber visto tocar el 'slide' al gran Johnny Winter.
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