A 'Thierry' no le interesaba la paz, y de ahí su enfrentamiento con Josu Ternera, quien sí quería llegar a resultados mediante una negociación con los hombres enviados por
Zapatero A
Josu Ternera le tenían controlado las fuerzas policiales, y, de creer a las fuentes informantes de este periódico, aún es así, tras la expulsión de Ternera y otros dos dirigentes de ETA de la hasta ahora acogedora Noruega: ahora, la banda sigue centrada en el relativo santuario francés, aseguran que bastante controlada por los servicios españoles de inteligencia.
A Thierry, el enemigo de Ternera, también le siguieron la pista: le detuvieron pronto, una vez que se esfumaron las esperanzas de llegar a una paz con la banda del terror: durante un control 'rutinario' en Burdeos, en 2008. Era un hombre enfermo, acabado, un individuo incapaz de controlarse, que incluso había llegado a agarrar por la solapa a uno de sus interlocutores -el abogado
Gómez Benítez-- en las negociaciones de 2006 y 2007. Un tipo que había llegado a acusar a Josu Ternera, aseguran, de 'colaboracionista', porque no compartía del todo sus tesis de extrema dureza, su afán sanguinario.
Poca influencia actualSin duda, la muerte de 'Thierry' no cambia mucho las cosas, porque su influencia, más allá de lo simbólico para algunos extremistas, era ya poca. Por él, las cosas jamás hubiesen evolucionado y, con su caída, propició decenas de detenciones gracias ala documentación que le fue incautada. Ahora, aseguran que algo se está moviendo en el seno de lo que queda de ETA, que es poco, y que incluso dentro de la banda se habla de un posible desarme definitivo a cambio de algunas concesiones como la libertad de
Otegi o un mejor trato a los presos etarras. De momento, el Gobierno, al que estas especulaciones gustan bien poco, ha optado por un prudente silencio.
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