Para comenzar, la presidenta argentina le pidió al
Papa Francisco en su primera visita un asunto muy comprometedor, político y nada adecuado, dicen los expertos: le solicitó que intercediera en apoyo de su país de origen en la disputa con Reino Unido por las Islas Malvinas.
Es un tema candente. "Solicité su intermediación para lograr el diálogo en la cuestión Malvinas", dijo la mandataria argentina a periodistas. No hay que olvidar que el primer ministro británico,
David Cameron, dijo la semana pasada que el Papa, primer pontífice latinoamericano, estuvo equivocado al decir en el 2012 que el Reino Unido había "usurpado" las disputadas islas a Argentina.
Cristina Fernández, que almorzó con quien era hasta hace una semana arzobispo de Buenos Aires, llegó a Roma el lunes para asistir a la misa inaugural del Papa de este martes. Otra cosa relativa al viaje que provocó cierta polémica fue que
eligió Marruecos para dejar su avión oficial, el Tango 01. Lo hizo para evitar el embargo en caso de aterrizar en suelo italiano. Y es que Fernández sufre el acoso de diversos fondos de inversión, que demandan sus bienes por acumulación de deudas de Argentina, por lo cual podía afectar al avión presidencial. Que la argentina eligiera aterrizar en suelo de un país de tradición musulmán ha sido otro motivo de polémica. Más si cabe porque para llegar hasta Roma
alquiló un jet de lujo y ha elegido un hotel de máximo lujo para albergarse en la capital italiana, el hotel Edén, donde se dice que podría estar gastando hasta 2.000 euros por noche.
Tampoco gustaron las declaraciones posteriores de Cristina en tono de broma. La presidenta peronista presumía de haber sido besada por un papa. "
Nunca me había besado un Papa", dijo bromeando. A los católicos no gustó, asimismo, que tomara confianzas al referirse al Santo Pontífice como Jorge, en lugar de respetar el nombre de Papa.
Cristina estuvo, además, nerviosa durante la cita y ante los flashes de la prensa gráfica. Algunos consideraron como una falta de respeto que no se quitara su sombrero en la estancia donde el Papa la recibió, ni que su color elegido fuera un riguroso color negro. No contenta con ello, no conocía aún las normas de protocolo pero no tuvo problemas en preguntarle nada más saludarle:
"¿Le puedo tocar?", le dijo ante la prensa, aún testigo de la cita.
Lea también:-
El Vaticano niega lazos del Papa y Videla así: "Son hechos antiguos no probados"-
Especial Nuevo Papa |
Diariocrítico de Argentina |
Vínculocritico