El vecino chipriota inquieta
sábado 16 de marzo de 2013, 15:30h
Quinto programa de rescate en la eurozona desde el
estallido de la crisis, tras los casos de Grecia, Portugal e Irlanda y
la banca española: Chipre, un país inviable, necesitaba dinero y la
Unión Europea se lo ha prestado, pero a cambio de un impuesto
extraordinario sobre los depósitos bancarios. En pocas palabras: obliga a
los ahorradores a pagar la mitad del rescate de su país. Por tanto, le
ha entregado 10.000 millones de euros -un punto del PIB español- y le ha
exigido una quita de casi el 10% de sus depósitos, incluso de aquellos
de menos de 100.000 euros, que hasta ahora se suponían protegidos por la
UE. En definitiva, Bruselas ha abierto un melón complicado: el rescate
de Chipre, asociado a un minicorralito, el primero que se da en la eurozona en esta interminable crisis financiera. Todo un aviso a navegantes.
Un pequeño país, irrelevante en términos de
Producto Interior Bruto, será rescatado a la brava, lo cual solivianta a
sus ciudadanos -especialmente si son ahorradores- pero también
intranquiliza al resto de los europeos, especialmente a los de países
con problemas, como Grecia, Italia, España, Portugal e Irlanda.
La noticia abrió The Wall Street Journal, ocupó una posición destacada en The New York Times y
fue dominante en toda la prensa europea, señal de que no es un asunto
menor, ni menos aún solo un problema financiero de un pequeño del
Mediterráneo, cuya compensación por la quita supondrá que los
depositantes recibirán acciones en los bancos rescatados por el valor de
la parte confiscada. Pobre consuelo.
La pregunta está ahora en el ambiente: ¿el temor
a que los depósitos no estén asegurados en los países con riesgo de ser
rescatados, como España, puede provocar una fuga de capitales hacia
bancos de economías más seguras? Cualquiera sabe, pero la cosa no pinta
nada bien. De hecho, en Luxemburgo, otro pequeño país, pero seguro
-tiene triple AAA-, ya saben mucho de esto, ya que es destino de
capitales españoles que huyeron de la mera hipótesis de un rescate.
Mientras el euro no se dote de una política
fiscal común, su solvencia seguirá en el aire, al menos en aquellos
países más vulnerables, entre los que está España. Chipre e Irlanda
ponen de relieve que su fiscalidad está a años luz de la media de la
eurozona, donde solo habrá estabilidad el día que tenga eurobonos,
producto de una verdadera política económica común. Lo demás solo son
parches.
Fundador y editor de Mundiario, también es columnista de la agencia Europa Press. Tertuliano de TVG y Radio Galega, colabora en La Región. Dirigió Capital, Xornal y La Voz de Galicia. Ex director editorial de Grupo Zeta. Autor del libro Cómo salir de esta. Coeditor del Anuario del Foro Económico de Galicia.
Twitter: @J_L_Gomez
|
|