Ni lo confirma ni lo
desmiente, pero el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, deja la puerta
abierta para presuponer que todo lo que se ha dicho es verdad: que la cúpula
'política' de ETA estaba en Noruega y que los echaron de allí, que Josu Ternera
estaba más que 'controlado', que los Consulados españoles están concediendo
documentos a etarras sin causas en España y que no se está negociando ni se va
a negociar con ETA, pero que pide 'discreción' para afrontar la "gestión
del final" de la banda.
La historia de las
relaciones entre
Josu Urrutikoetxea Bengoetxea (Miravalles, Vizcaya, 1950), alias
'Josu Ternera', y el Estado español es digna de guión de una película. Y puede
que ya se esté perfilando esa idea. A lo largo de los años, diversas fuentes de
diversos gobiernos han coincidido en señalar que a '
Josu Ternera' se le 'avisó'
para que se fuera de España en un momento dado, y luego, durante la negociación
entre ETA y el Gobierno de
Rodríguez Zapatero, los servicios de información
siempre supieron dónde se encontraba, pero no se le detenía, incluso se le
'curaba', porque había que contar con alguien con quien hablar cuando hubiera
que cerrar la puerta de ETA.
Ese fin parece ya más que
evidente, y ese cierre parece más que echado.
Fernando Jáuregui y el autor de
este artículo ya daban numerosas claves en un libro publicado en mayo de 2010 que
llevaba por título
"El Zapaterato. La negociación. El fin de ETA".
Los vericuetos de los
contactos en Noruega
Ahora, en los últimos
días, se han sucedido como en cascada las informaciones sobre ETA. Se ha sabido
que Noruega ha acabado por expulsar a la cúpula política de la banda: 'Josu
Ternera',
David Pla e
Iratxe Sorzábal, y que los tres estarían ya de regreso en
Francia.
Hay que hacer recordar
que fue en Oslo, precisamente, donde tuvieron lugar las últimas conversaciones
entre ETA y el Estado español en 2007, que culminaron con una colosal ruptura
en mayo de ese año. Unas negociaciones que el Gobierno de Rodríguez Zapatero no
reconoció nunca de forma oficial, y sobre las que su entonces ministro del
Interior,
Alfredo Pérez Rubalcaba, pasa como sobre ascuas... cuando fue él mismo
quien las dirigía.
Y en Oslo estaban ahora
los tres citados con los verificadores internacionales con un objetivo: marcar
una hoja de ruta para los presos de la organización terrorista empezando por
los que no tienen delitos de sangre. No hubo acuerdo porque, según han dicho a
Diariocrítico fuentes policiales, mediadores internacionales vinieron a hablar
con el Gobierno de
Rajoy. El Ejecutivo les dijo que no hay nada que negociar, y
con las mismas se volvieron a Oslo. A partir de ahí ya no tenía sentido que la
cúpula etarra permaneciera en Noruega, y se fue a Francia.
'No hay nada que
negociar'
El Gobierno de Rajoy no
admite el vocablo 'negociación': lo niega el presidente del PP y del Gobierno,
Mariano Rajoy; el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, y desde luego el
ministro del Interior,
Jorge Fernández Díaz: "El Gobierno ni ha negociado
ni negociará; términos como proceso de paz no están en la dialéctica del
Gobierno. ETA ha venido imponiendo sus objetivos por la vía del terror. La
izquierda abertzale y ETA tienen otra dialéctica, pero nuestro diagnóstico es el
que he dicho". Y lo ha dicho Fernández Díaz tras su primer encuentro este
miércoles en la sede del Ministerio con la consejera vasca de Interior,
Estefanía Beltrán de Heredia.
En rueda de prensa, el ministro
fue preguntado por la reciente salida de la cúpula de ETA de Noruega tras
recibir cobijo en ese país desde 2011, y el ministro insistió en su tesis sobre
que, de ser cierta esa información, demostraría que el Gobierno no ha aceptado
ninguna negociación con los terroristas: "El tiempo ha puesto de
manifiesto que era verdad cuando decíamos que no íbamos a negociar".
Vuelto a preguntar sobre si
su Departamento tenía constancia de la presencia de estos destacados
terroristas en el país escandinavo, dijo que "el Gobierno tiene la
información que debe tener", pero añadiendo que no debe ser "más
explícito": "Ni puedo ni debo ir más allá, pero a buen entendedor
pocas palabras bastan". Es decir, que lo sabía.
La negociación de los
presos, el tema espinosoSin embargo, tanto
Fernández Díaz como la consejera de Interior vasca tuvieron una no tan curiosa
coincidencia: pidieron a la banda su disolución definitiva y, sobre todo,
hablaron de la necesidad de mantener la discreción en relación a lo que el
ministro ha denominado la "gestión del final de ETA". La consejera añadió
que cualquier línea de trabajo debe hacerse desde la discreción: "Trabajo
en silencio es garantía de conseguir ese objetivo", dijo Beltrán.
Fuentes policiales
reconocen a Diariocrítico que, efectivamente, el tema espinoso ahora mismo es
el de los presos de ETA. Algunas voces abertzales de izquierda recuerdan ahora
cómo los mediadores de Rodríguez Zapatero en las negociaciones de 2006 y 2007
-
Javier Moscoso,
Jesús Eguiguren y
José Manuel Gómez Benítez- la gran baza que llevaban
de verdad en cartera era el futuro de los presos. Pero entonces ETA -más concretamente
Francisco Javier López Peña, alias '
Thierry', que llevaba la voz cantante- no
quiso ni oír hablar del tema. Entonces, aparcaron el tema de los procesos y se
centraron en una modificada 'alternativa Kas'.
Ahora, el tema de los
presos es de lo único que se puede hablar, y el Gobierno de Rajoy no piensa
afrontar ese debate: dice que con los acercamientos al País Vasco que se han realizado
ya hay 'bastante gesto'.
Documentos en Consulados
en FranciaLo que sí ha confirmado Fernández
Díaz es que Interior trabaja con el Ministerio de Asuntos Exteriores "para
que aquellas personas que se encuentren en el exterior y se acerquen al
Consulado para que les otorguen la documentación que les permita regresar a
España se les conceda", sabiendo muy bien si esa persona tiene o no causas
pendientes y quien las tenga tendrá que responder: "Esa política la
estamos desarrollando y vamos a seguir desarrollándola", ha dicho
Fernández Díaz.
Como ya es sabido, una treintena
de etarras huidos de la Justicia, pero sin causas pendientes, se ha registrado
en el consulado de España en Bayona (Francia), según fuentes de la lucha
antiterrorista.