miércoles 06 de marzo de 2013, 10:23h
La declaración de Urdangarin deja en evidencia a quien
consintió, acordó y pagó con dinero público fondos que luego a cambio de nada se
destinaron presuntamente a paraísos fiscales, a lucro propio o a intereses desconocidos.
Que durante el período 2004-2006 la administración
autonómica de Valencia y el mismo ayuntamiento de su capital, dieran cuatro
millones de euros a cambio de humo, no puede más que llevar a los responsables
de las transferencias... al banquillo.
No le deseo mal a nadie, ni en lo personal, ni en lo
privado, pero la declaración del yerno lleva a Camps y a Barberá a tener que
ponerse delante del juez. Falta la decisión de Castro de inhibirse para pasar
el asunto al Tribunal Superior de Justicia de Valencia.
Sin embargo, no hacía falta que Urdangarin diera a entender
en su declaración del lunes que le dieron dinero para promocionar unos Juegos
Europeos o Valencia Summit, a miles de euros por folio. Con leer el auto del
juez Castro fechado el 30 de enero, yo, personalmente, tengo bastante:
"No fueron otra cosa
que la forma arbitraria de vestir el santo, con la única finalidad, y con total
abuso de poder, de beneficiar al Instituto Nóos y en este caso al más ilustre
de sus miembros, el señor Urdangarin".
Para mayor abundamiento, por si queda alguna duda de quien
debe ser imputado, estamos hablando, según Castro, de "transgresión palmaria de la ley", con intención además de "prescindir de concurso público".
Alberto Ruíz-Gallardón, del mismo modo, tomó la misma
decisión que Rita Barberá y que Francisco Camps. Por extensión la situación se
complica con evidencias, más allá de los indicios, con tal de sanear la vida
pública y de que quien haya cometido un error, imprudencia o delito, sea
señalado de la misma forma y manera que cualquier ciudadano.
Por el mismo motivo, idéntico, ha sido imputado para esta
causa el señor Matas. Sería una contradicción en sí misma que no lo fueran
Barberá, Camps o Ruíz-Gallardón. ¿Por qué uno sí y los otros no?
No nos guía nada más que la limpieza de un sistema que
merece unos dirigentes sensatos en instituciones avaladas por todos nosotros.
Sean del partido que sean, hayan hecho lo que hayan hecho, sea cual sea su
cargo, título nobiliario o condición social.
@AntonioMiguelC