Bárcenas, el listo, y los tontos
lunes 04 de marzo de 2013, 08:08h
Ocho
ladrones, en un arriesgado atraco con metralletas y fusiles, robaron en el
aeropuerto de Bruselas hace dos semanas diamantes por valor de 37 millones de
euros. Luis Bárcenas, él solo, llegó
a atesorar en Suiza 38 millones. Obviamente, él es mucho más listo que ellos.
Lo
es, según confesión propia, porque su capital lo consiguió, no como tesorero
del PP, sino con transacciones bursátiles y de obras de arte. Miren si será
listo el hombre, que nadie en España ha amasado una fortuna remotamente
semejante con tales tejemanejes. Es más, muchos que lo han intentado se han
arruinado.
Se comprende, entonces, que los españoles no crean que los dineros de Bárcenas hayan
sido obtenidos honestamente ni que lo hayan sido al margen de su cargo en el
Partido Popular.
El terco empecinamiento del PP en ignorar los trapicheos internos de Bárcenas
recuerda en cierto modo el retraso de la Iglesia Católica en afrontar los casos
de pederastia en su seno. Algo que, abordado en su momento habría demostrado
que se trataba de una excepción en la conducta del clero, ha acabado por
ensombrecer la tarea evangélica de la Iglesia entera y hasta acabar con un
exhausto Benedicto XVI.
El caso Bárcenas puede resultar aun más
dramático para el Partido Popular y, por ende, para toda la clase política
española. En vez de esconder la cabeza bajo el ala, tendría que reconocer que
la corrupción -en diversos grados- ha sido una conducta extendida en las
relaciones de políticos con constructores, financieros y otras especies afines.
De
hacerlo, sí que tendrían alguna credibilidad las nuevas normas de transparencia
política que se pregonan. Si no, se evidenciaría que son un caso más de cínica
simulación y de deliberado engaño a la sociedad.
Antes,
pues, de llevarlas a cabo, nuestros políticos tendrían que reconocer el mal
causado, repararlo y jubilar a toda una generación de políticos amortizada ya por
sus manejos y por su estupidez.
Diplomado en la Universidad de Stanford, lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundo de Nueva York.
Entre otros cargos, ha sido director de El Periódico de Barcelona, El Adelanto de Salamanca, y la edición de ABC en la Comunidad Valenciana, así como director general de publicaciones del Grupo Zeta y asesor de varias empresas de comunicación.
En los últimos años, ha alternado sus colaboraciones en prensa, radio y televisión con la literatura, habiendo obtenido varios premios en ambas labores, entre ellos el nacional de periodismo gastronómico Álvaro Cunqueiro (2004), el de Novela Corta Ategua (2005) y el de periodismo social de la Comunidad Valenciana, Convivir (2006).
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