La declaración de soberanía recientemente aprobada por el
Parlament catalán es una "deslealtad constitucional" y el Gobierno
del Estado no puede permitir que nadie se salte la Constitución y las leyes. Lo
ha dicho clarísimamente el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su
discurso inicial en el debate sobre el estado de la Nación. Este punto ha
ocupado el final del discurso, pero Rajoy ha sido contundente al respecto: la
Constitución se puede cambiar, pero dentro de las normas y con un alto grado de
consenso social.
"Lo que no es aceptable, y espero que en esto estemos
todos de acuerdo, es que se tomen decisiones que vayan en contra de la propia
Carta Magna. Y menos desde las instituciones. Eso, que es una deslealtad
constitucional, contraviene un principio elemental del estado de Derecho, el
sometimiento de todos a la ley". Así de claro ha sido el presidente del
Gobierno,
Mariano Rajoy, sobre las medidas secesionistas impulsadas por
Artur
Mas desde la Generalitat de Cataluña. El debate sobre la construcción
territorial de España ocupó la parte final de su intervención inicial en el
debate sobre el estado de la Nación.
"Esto es la ley, y no podemos desconocerla ni pasar por
encima de ella. Comencemos por respetar la Constitución y la Ley y luego
hablaremos de lo que haga falta", anunció Rajoy a los nacionalistas de CiU
y ERC, aunque sin nombrar en ningún momento a nadie, avisándoles muy claramente
de que "al margen de la Constitución sería imposible ningún acuerdo".
En este punto, Rajoy dejó muy claro que "España tiene
ya la cabeza fuera del agua: la peor amenaza se está convirtiendo en
recuerdo" (la amenaza de la intervención), por lo que no deberíamos
enzarzarnos ahora en disputas territoriales, sobre todo en unos momentos de
tanta crisis económica y social: "Nunca han estado tan repletos los
comedores sociales, ni ha cundido tanto el desánimo", llegó a reconocer al
final de su discurso.
Volviendo a la realidad global española, Rajoy dijo que
"estamos pagando un precio muy alto por aprender que no se puede gastar lo
que no se tiene, que no se puede vivir siempre de prestado y que hay que contar
más despacio el dinero que le pedimos a la gente". Aquí insistió en que
"recibimos un país en retroceso, en caída libre", pero que hemos
sabido reaccionar a tiempo.
Advirtió
a todos que "no dejaremos de hacer nada de lo que sea necesario, ni
abandonaremos el esfuerzo antes de que España esté recuperada", y dijo
finalmente que "hemos perdido muchos empleos, nos han zarandeado toda
clase de turbulencias económicas, ha costado mucho dolor... pero el barco no se
ha hundido. No tenemos las manos vacías... Los españoles hemos demostrado que
merecemos que se nos ayude, pero no que se nos dirija".
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La otra cara del Debate sobre el estado de la Nación