Los tribunales saturados por demandas
Un año de reforma laboral: aumenta la sangría del paro con despidos muy baratos, más flexibilidad y salarios que apenas crecen
sábado 09 de febrero de 2013, 09:40h
Fue la primera gran
reforma de las anunciadas por el gabinete de Mariano Rajoy. Un cambio
jaleado desde las instituciones europeas, los grandes organismos
internacionales como el FMI o la OCDE y la patronal. Desde fuera, España
se ve como el país desarrollado del mundo al que azota con más dureza
el drama del paro. El Gobierno aprobó el 10 de febrero de 2012 la
reforma laboral con dos objetivos: crear trabajos y frenar la
destrucción de empleo. El primero ha fracasado y sobre el segundo
planean dudas. Hay más parados, record tras record mes a mes, pero
también se ha ganado flexibilidad a costa de reducir salarios. La
conflictidad laboral también crece a marchas forzadas mientras los
juzgados están saturados por demandas laborales.
España acabó 2012
con una tasa de paro histórica. El 26% de las personas en edad de
trabajar no pueden hacerlo y el 55% de los jóvenes sigue buscando una
oportunidad. 2012 fue el peor año para el empleo desde 2009. Se
destruyeron 850 mil contratos y se añadieron 691 mil parados a la larga
lista de 5.965.000, según los datos de la última EPA. Cifras que
evidencian el fracaso del primer objetivo del Gobieno cuando aprobó la
reforma.
"Ninguna ley puede crear empleo por
si sóla cuando la economía está en recesión" se avinieron a reconocer
pocos meses después los ministros y el presidente del Gobierno. Y, en
efecto, España ha sufrido el peor año de crisis, en términos de
crecimiento, desde 2009. El PIB cayó el año pasado un 1,3%, frente al
+0,4% de 2011 y al -0,3% de 2010. Según cálculos del Ministerio de
Economía, el mercado laboral ha ganado elasticidad. Esto significa, en
palabras del ministro Luis de Guindos, que sin la reforma se habrían
destruído el doble de empleos. Algo difícil de corroborar. En cualquier
caso, en 2012 el porcentaje de empleos perdidos por cada punto de caída
del PIB ha sido de 3,5 puntos. En 2009, cuando la economía se desplomó
un 3,7%, fue de 1,6 puntos.
Juan Iranzo, presidente del Colegio de
Economistas de Madrid, defiende la tesis del Ejecutivo. "La reforma
laboral ha evitado más destrucción de empleo gracias al aumento de la
flexibilidad y la devalución de precios y salarios". Según Iranzo "el
ejemplo de Ford, que ha abandonado otros países para aumentar su
producción en España, pone de manifiesto que vamos por el buen camino".
Además, añade que "lo mejor de la reforma es que cuando crezcamos se
reducirá la brecha, que hasta ahora existía, entre el aumento necesario
del PIB que garantiza esa generación de empleo neto".
Flexibilidad y salarios
El Gobierno ha repetido
constantemente que la reforma convertiría el despido en el último
recurso. Algunos datos le dan razones para el optimismo. Entre enero y
noviembre los EREs de suspensión o reducción de jornada han aumentado un
53 por ciento, unos 338.000 trabajadores en 2012.
Los salarios, vía para ganar competitividad
de forma rápida, también se han reducido. Aunque aquí se ha contado con
un poderoso aliado. El acuerdo de negociación colectiva que empresarios
y sindicatos pactaron en enero, que según las centrales "ha sido
despreciado por el Ejecutivo". Entre enero y noviembre, último dato
disponible, el aumento salarial pactado en los convenios ha sido del
1,31% frente al 2,48% de 2011. Más llamativo es el caso de los convenios
de nueva firma, donde se ha bajado en un año del 1,58% al 0,59%. Y eso
con una inflación creciente que cerró diciembre en el 2,9%. Algunos
expertos calculan que una rebaja de salarios del 10% evita un 20% de
despidos.
"La reforma laboral es ambivalente",
considera el catedrático de la Universidad Complutense Antonio
González. "Por una parte potencia medidas alternativas al despido, pero
también da facilidades reduciendo las indemnizaciones y
desjudicializando la negociación colectiva". En efecto, desde hace un
año los empresarios pueden despedir con una indemnización de 20 días por
año, y un máximo de 12 mensualidades, si tienen pérdidas o una
disminución de ingresos y ventas durante tres trimestres seguidos.
Papeleta en los juzgados
Al igual que los EREs de reducción y
suspensión, los despidos colectivos se han multiplicado. Entre enero y
noviembre los expedientes de extinción han aumentado un 18%. El número
de trabajadores afectados ha pasado de 57 mil a 68 mil, la cifra más
alta en la última década. Al mismo tiempo, la conflictividad se ha
disparado. El número de jornadas perdidas por huelga, sin contar los dos
paros generales, ha crecido un 87%.
El número de convenios firmados
también ha caído, pasando de 4.300 en 2011 a 2.600 el curso pasado. Esto
se traduce en tres millones y medio de trabajadores menos bajo el
amparo de un convenio. La razón hay que buscarla en la desaparición de
la ultraactividad, que permitía la prolongación automática con las
mismas condiciones si las partes no acordaban la renovación. Ahora esa
ultraactividad se limita a un año y, sin acuerdo, hay que empezar a
negociar desde cero.
En los tres primeros trimestres del año
pasado 100.000 trabajadores denunciaron a sus empresas ante los
tribunales, un 30% más. Y ya varias sentencias
han tumbado los ERE por no estar debidamente justificados. Los
tribunales han dejado claro que la documentación para justificar un
despido por causas económicas debe reflejar con fidelidad la situación
de la empresa. No valen unas cuentas provisionales si difieren del
resultado definitivo y auditado, como ha dictado el Tribunal Superior de
Madrid contra la empresa de telemarketing GSS. Tampoco aceptan que se
intente echar a trabajadores a la calle y se contrate al mismo tiempo,
como hizo GSS. Ni toleran que una empresa extinga contratos durante la
vigencia de un ERE de suspensión de empleo en el que se ha comprometido a
no despedir, como ha hecho M.S.A.
Pero si hay una frontera clara sobre los despidos colectivos es la que
marcó el Tribunal Superior madrileño, que definió con claridad qué es
una regulación de empleo en su fallo contra GSS: "Los ERE son un coste
social para ayudar a empresas en crisis o con dificultades de
productividad que afectan a su supervivencia. No son ni deben ser un
medio de destrucción de trabajo para generar más riqueza ni beneficio al
empresario que no está en crisis ni tiene dificultades reales".
Para Juan Antonio Sagardoy, presidente del prestigioso bufete Sagardoy
Abogados, "estamos pagando la experiencia de una normativa radicalmente
distinta". En su opinión "no es nada positivo que la autoridad laboral
no intervenga en el proceso porque es más fácil entenderse con un
inspector que con un juez que, a la mínima y por un fallo en el proceso,
declara el despido nulo".
Oportunidades para jóvenes
La
reforma introdujo un tipo nuevo de contrato. Es el contrato de
emprendedores, dirigido a jóvenes y con un periodo de prueba de un año
sin indemnización. El año pasado se firmaron 82.000, dos de cada tres
fueron para chicos sin apenas estudios. Precisamente ahora se empieza a
cumplir ese año de prueba, momento para comprobar si cuaja como empleo
indefinido o ha sido una manera de cubrir un puesto a coste de despido
cero.
El Gobierno, agobiado por la alarma
que ahora por fin ha despertado nuestro paro juvenil en las
instituciones europeas, ultima la estrategia de empleo y emprendimiento
juvenil. Un plan que contendrá rebajas de cuotas para los autónomos y
bonificaciones a la contratación.