Buena
noticia la de que, por fin, el Gobierno y la oposición parecen en vías de
ponerse de acuerdo en un plan que fomente el empleo y la creación de
trabajadores autónomos. Curiosamente, el plan lanzado a los cuatro vientos este
domingo por
Alfredo Pérez Rubalcaba coincide hasta en algunos números con el
que dicen algunos ministros, como
Fátima Báñez, que es la titular de Empleo,
que pretende aprobar el Ejecutivo en las próximas semanas. Responden así
Gobierno y oposición a un clamor, que considera insuficiente la reforma laboral
y desfasados los postulados sindicales, mucho más atentos a defender los
empleos actuales que a crear otros nuevos, aunque sean de menor calidad.
La
verdad es que no conozco a un solo joven desempleado -y son la mitad los que
tienen esta desafortunada categoría-que no prefiera un 'part job', un trabajo
parcial, uno de esos que han salvado a Alemania y que los sindicatos califican
como 'trabajo basura', a un 'no job', es decir, a permanecer en sus casas mano
sobre mano, engrosando las filas de los 'ninis', haciendo absolutamente nada.
Estamos de acuerdo en que se degrada la calidad del puesto de trabajo, pero, al
menos, dándose de alta decenas de miles de jóvenes que quieren emprender como
autónomos, se darán al tiempo de baja en las listas del paro, con lo que, en
principio, la Seguridad Social
tendrá una ganancia doble. Y, con una buena dosis de realismo, salvamos una
situación que está adquiriendo tintes desesperados
Imposible
imaginar por qué se está tardando tanto en tomar estas medidas complementarias,
que estarán presuntamente incluidas en esa 'estrategia de emprendimiento y
empleo joven' que se diseña desde el equipo económico del Gobierno. También
difícil de imaginar son las razones por las que el principal partido de la
oposición, el PSOE, se ha demorado hasta este punto en lanzar a su secretario
general a ofrecer un gran pacto nacional en este asunto. Fomentar el
emprendimiento y, por tanto, la creación de trabajadores autónomos es, muchos
llevamos diciéndolo demasiado tiempo, la única manera de aminorar las pavorosas
cifras del desempleo nacional, en general, y del juvenil, en particular. Algo
debe moverse urgentemente en las anquilosas estructuras (y mentalidades) de
este país nuestro, empezando por los partidos políticos, continuando por los
sindicatos, las instituciones y la propia sociedad civil.
Pero
la revolución de mentalidades y estructuras ni debe limitarse al campo de lo
laboral, que sin duda es muy importante, ni debe afectar en sus beneficios
solamente a los jóvenes. Llevo tiempo recorriendo España en busca de casos de
emprendedores para publicarlos en un libro de 'Historias ejemplares' y he
constatado que no todos los que no se resignan al paro o a una nómina absurda,
o a emigrar en malas condiciones, tienen necesariamente menos de treinta años:
el tiempo ocioso, o la necesidad, han empujado a muchos mayores de esta edad a
iniciativas por cuenta propia. A emprender, que es palabra de moda a la que
ahora debe dotarse, además, de realidades y ayudas tangibles.
El
gran pacto entre las fuerzas políticas nacionales, que ya digo que no debe
afectar solamente al terreno del trabajo, ni a la lucha contra la corrupción,
se está demorando demasiado. Ahí tenemos el debate sobre el estado de la
nación, dentro de tres semanas, para anunciarlo 'urbi et orbe'. No pierdo el
optimismo, pese a las lecciones de racanería política que nos dan casi cada
diariamente algunos de estos políticos nuestros: ¿ahora sí?. Déjenme soñar,
aunque sea por unas horas.
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